lunes, diciembre 18, 2006

EL PROBLEMA A VUELO DE PAJARO.






con lente de 80 mm.


con lente teleobjetivo de 300 mm.



El problema a vuelo de pájaro.

por Eduardo Ferreyra *

Dicen que una imagen vale por mil palabras, y hay mucho de cierto.

Mirando las cosas desde un satélite se ven cosas que la gente ignora y que hace que los reclamos de la Asamblea resulten exageraciones inaceptables.

Una vez que el asunto técnico de la contaminación de efluentes de la planta de celulosa de Botnia va camino a desaparecer, ya no se insiste en la contaminación sino que se apunta a “soberanía” y a “contaminación visual” que causará la chimenea de 110 metros.


Esta supuesta contaminación visual es la que vamos a analizar ahora gracias al excelente programa Google Earth que nos muestra la manera en que las cosas se ven desde la visión de un cóndor volando sobre el río Uruguay.

El argumento es que el turista que le gusta bañarse en las costas entrerrianas del río Uruguay –especialmente el famoso Balneario Ñandubaysal- huirá despavorido por la vista de la chimenea de Botnia.

Ya hemos publicado una foto tomada en la playa de Ñandubaysal, mostrando la manera en que la chimenea se ve a través de un teleobjetivo de 300 milímetros. También se publicó la foto obtenida con un tele de 80 milímetros, donde la chimenea es un palito en el horizonte, a la derecha de la foto.

Si la foto se hubiese obtenido con una lente “normal” de 50 mm, hubiese resultado difícil poder ver la costa uruguaya, no ya la chimenea.
Porque la gente no tiene visión telescópica de 300 mm ni de 80 mm. sino que su visión corresponde a lo que muestra una lente de 50 mm.

Nótese en ambas fotos que desde la playa de Ñandubaysal, la costa uruguaya no se ve directamente, sino por detrás de una lengua de tierra con vegetación baja (que es territorio argentino) y que es el borde de la LAGUNA DE RIBERA en que se encuentra dicha playa. Ni Botnia ni Fray Bentos se pueden ver directamente.

En la foto aérea se aprecia claramente que existen dos lagunas de ribera, unidas entre sí y una de ellas (la mayor) francamente abierta hacia el Río Uruguay.

Tambien las contaminadas aguas del Río Gualeguaychú, desembocan dentro de esa laguna.

Las corrientes principales del Río Uruguay NO ENTRAN NUNCA A ESAS DOS LAGUNAS DE RIBERA.

Al Sr. Sanchez Álzaga, propietario de la estancia donde está la playa Ñandubaysal - a la cual permite el acceso en determinado horario - le alcanzaría con crear un monte forestal en esa faja entre la laguna y el río Uruguay, para TAPAR TOTALMENTE LA VISTA DE LA PLANTA DE BOTNIA , la vista de Fray Bentos inclusive, la Planta del Anglo que tiene la otra gran chimenea centenaria y hasta la del Puente Internacional si le interesase.

La foto satelital será de mucha utilidad para apreciar la relación que hay en las distancias entre las distintas partes involucradas, Fray bentos, la planta, el puente, la ruta que cortan los piqueteros, la ciudad de Gualeguaychú, el río del mismo nombre y los balnearios Ñandubaysal, en la costa entrerriana y el balneario Las Cañas, al sur de Fray Bentos.

La distancia entre el balneario Ñandubaysal y la chimenea de Botnia, es de 13,5 kilómetros. La visión normal del horizonte es de 16 kilómetros.

Las construcciones elevadas no son, por sí mismas, motivo de la huida en desbandada del turismo. Si así fuese no habría turismo en París, espantados por su famosa torre; o en las ciudades famosas por sus elevadas antenas y edificios, como la descomunal antena de Seattle, USA; la de Montreal, Canadá; el altísimo arco de Saint Louis, USA; o la hermosa antena con restaurant giratorio de Stuttgart, Alemania; o las Torres Petronas, en Malasia, o el edificio Sears en Chicago, las playas de Cabo Cañaveral donde concurren los turistas a apreciar las espectaculares torres(chimeneas) de lanzamiento de los enormes cohetes espaciales y varios miles más de ejemplos que son verdaderos atractivos turísticos.

No tengo dudas de que, una vez terminada la planta de Botnia, su famosa chimenea se convertirá en un real atractivo turístico, que atraerá gente que querrá ver con sus propios ojos el motivo que ha causado la locura que embarga a los pobladores de Gualeguaychú.

La locura que aqueja a Gualeguaychú, reflejada en declaraciones de los dirigentes de la asamblea que hay ex miembros de las fuerzas armadas (carapintadas) que se han ofrecido como voluntarios para tirarle un par de misiles a Botnia, se ha trasladado a las protestas que se hicieron ante el Banco Mundial en Washington, en donde el marido de la Dra. Picolotti, el Sr. Daniel Taillant –además de declarar que una abuelita se había ofrecido de kamikaze para inmolarse en Botnia con una bomba– organizó protestas con carteles como el de la foto de abajo, donde se expresa otra locura:

FINLANDIA-ESPAÑA No sean los Hitler del Siglo 21. Sus fábricas son las modernas cámaras de gases que matarán a la gente de ambos países, la flora y la fauna. ¡VÁYANSE!

Huelgan los comentarios.
También viene a cuento el estado de polución que sufre el Río Gualeguaychú, que de acuerdo a la foto satelital no parece ser portador de aguas prístinas ni cristalinas ya que viene cargado de los efluentes de diferentes fábricas instaladas en el polo industrial de esa ciudad, cuya contaminación se aprecia por el color verdoso de su desmbocadura.

Ya ha mencionado el Dr. Féliz, en su artículo “Réquiem para una asamblea,” los problemas crónicos de contaminación de los acuíferos de la zona por la planta de Jugos BAGGIO, que ha motivado quejas de los pobladores afectados, y la creación de expedientes que duermen el sueño de los justos y olvidados en algún cajón de la burocracia estatal.

Sin embargo, en una perfecta muestra de su incoherencia irracional, la famosa Asamblea Ciudadana Ambiental (?) no hizo nada por los suyos, pero se encarga de intentar arruinar a sus vecinos.

También tenemos que preguntarnos si los turistas de Ñandubaysal están al tanto de esa peligrosa polución... o si el dueño del balneario les han avisado que no conviene bañarse en esas aguas. Son esas cosas del "negocio turístico", que parecen impulsar conflictos y posibles guerras con países amigos...

Y por último, se nos hace sospechosa la súbita vocación ecologista del gobierno nacional que declara de rango constitucional el derecho a cortar rutas y puentes (el derecho a la expresión de los pueblos), en regiones en que no hay una excesiva contaminación ambiental, cuando en su propio “patio trasero” tiene una muestra de lo que en realidad debería preocuparle con carácter urgente. Pero de las incoherencias, incongruencias y torpezas de los encargados de administrar la riqueza nacional ya hemos hablado mucho y largo en estas páginas.

Vea usted el aspecto de tinta china del riachuelo al pasar por el sur de la Capital Federal de nuestra querida y vapuleada (por los políticos) República Argentina:
Un río de tinta china... plomo, cadmio, y vaya a saber qué más!
Como corolario, la flamante secretaria de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable, la Dra. Romina Picolotti, nombrada a los apurones en su cargo gracias a su actuación impulsora del conflicto con Uruguay, con un asesoramiento cuya efectividad llevó a la debacle del Tribunal de La Haya, al del fiasco del Tribunal del Mercosur, y después de la solicitud al Banco Mundial de negarle el préstamo a Botnia, la concesión inmediata del mismo, más una cifra mayor como seguro por imprevistos, ha sido separada de la delegación que acudirá a La Haya cuando deba la Argentina defender su acusación a Uruguay de no haberle consultado por las pasteras. La primera decisión sensata del gobierno.

Nos preguntamos ¿qué harán cuando el tribunal de La Haya les muestre a nuestros representantes el acuerdo firmado con Uruguay, en marzo 2004, por el Canciller Bielsa, y el informe del presidente argentino al Senado de la Nación en diciembre del mismo años, refiriéndose al ventajoso acuerdo firmado con el estado uruguayo sobre las plantas de celulosa?

Dicen, además, que el gobierno argentino lleva un “tapado” a La Haya, un informe “secreto” del Dr. Rabinovich, de la Universidad de La Plata, sobre la contaminación de las papeleras. Nos imaginamos que el informe será sobre los efectos de las antiguas plantas de celulosa de hace 40 o 50 años, mucho antes de que se adoptaran las nuevas tecnologías que son hoy la norma obligada en la Unión Europea –y las mismas que se usarán en Fray Bentos. Ese tipo de información, tanto de la obsoleta tecnología que se sigue usando hoy en Argentina (en Entre Ríos también, y la Asamblea mutis…), como de las actuales libres de cloro elemental la tiene el Tribunal desde hace mucho tiempo.

Porque es imposible que el Dr. Rabinovich haya hecho un estudio de los efluentes contaminantes de una planta que todavía no ha comenzado a funcionar.
Seguimos preguntándonos si quien asesora al gobierno argentino sigue siendo el Angelito de la Guardia de los Kennedy.


(*) Eduardo Ferreyra -
Presidente de la Fundación Argentina de Ecología Científica


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