domingo, diciembre 23, 2007

Carta abierta para la presidenta de la República Argentina Dra. Cristina Fernández de Kirchner.

RelojesWeb para Pisos!



Carta abierta para la presidenta de la República Argentina Dra. Cristina Fernández de Kirchner.




Señora: aparte de que es de mal gusto y señal de mala educación invitar a su país al presidente de otra nación y, en un acto público y protocolar -en el que él no puede replicar-, rezongarlo "urbi et orbi", lo que usted indebidamente expresó sobre el conflicto que nos enfrenta no es así.


No es así, porque usted atribuyó a Uruguay la responsabilidad de esta crisis absurda por haber violado el tratado del río Uruguay, siendo que tal trasgresión formal fue subsanada en reunión celebrada y en acta suscripta por los ex cancilleres Bielsa y Opertti, según consta en mensaje dirigido por su esposo al Congreso argentino.


No es así, además, porque en idéntica violación formal del referido tratado ha incurrido su país muchas veces, instalando en Entre Ríos industrias que vierten sus efluentes contaminantes en el río Uruguay o en sus afluentes, sin dar cuenta a la CARU. Averígüelo, señora. De manera que carecen ustedes de autoridad ética y política para imputarnos una falta en cuya comisión son duchos.


No es así, asimismo, porque su país es contumaz incumplidor de varios tratados y convenios con el nuestro. El del Río de la Plata, por ejemplo, donde desde ya antigua data vienen corriendo unilateralmente hacia el Este el Pontón de Recalada, ganando así jurisdicción en el río en desmedro sistemático de los derechos uruguayos. De la misma manera que incumplen o retardan el cumplimiento de sus obligaciones financieras relativas al dragado del canal Martín García, al tiempo que aumentan la profundidad del canal Mitre, en perjuicio de nuestros legítimos derechos. ¿Se anima usted, señora, a negar estos hechos?


No es así, por otra parte, porque hace dos años que el gobierno de su cónyuge -y ahora el suyo- viene incurriendo en ostentosa y permanente violación del tratado de Asunción, en su artículo 1°, al consentir que una patota de seudodefensores del medio ambiente (subsidiados y pagos con dineros gubernamentales) impidan el libre tránsito de personas y mercaderías a través de los puentes del río Uruguay. Como el tratado es cuatripartito, Argentina incumple sus obligaciones, además de un fallo categórico del Tribunal Permanente, no sólo con Uruguay sino también con los otros países del Mercosur.


De manera tal que es clarísimo que a su país y a sus últimos gobiernos los tratados les importan un pepino. Los invocan para avasallar derechos ajenos - los nuestros- y los ignoran toda vez que les conviene.

Por cuya causa, señora, insisto en que, la Argentina actual carece de autoridad para rasgarse las vestiduras por la violación irrelevante de un tratado con Uruguay, aunque no hubiere sido subsanada. Como lo fue.


No es así, señora, porque ustedes han hecho pie en la cuestión del tratado para demandar en la Corte de La Haya, el no funcionamiento de la planta de Botnia y hasta la demolición, erigiéndose así en abanderados del medio ambiente, siendo que su país es, en el mundo, de los que ostenta peores registros en esa materia, gracias, entre otras cosas, a las cloacas del Riachuelo y del Reconquista, a la docena de pasteras obsoletas en su tecnología -esas sí contaminantes- que hay en su territorio.

También allí hubo de instalarse Botnia y les hubiera parecido magnífico. Si no lo hizo, fue por razones "non sanctas" que son un secreto a voces. Pregúnteselo a Busti, si aún no se ha desayunado.


Por último, señora, usted prometió a Uruguay "que no va a tener de esta presidencia un solo gesto que profundice las diferencias". Sin embargo, ya lo tuvo. Ya las profundizó.

Menos patrioterismo mal entendido, menos politiquería y más sinceridad, señora, y ya verá como las diferencias se esfuman. De usted depende.

.

.

.

.

.


Dr. Gonzalo Aguirre Ramírez

Abogado, Consultor Constitucionalista,

ex Senador y ex Vicepresidente de la República.

sábado, diciembre 01, 2007

BOTNIA YA ESTÁ OPERANDO.-

Botnia en operación.

por Manuel Solanet - Argentina.




Después de una última postergación en respuesta al pedido del rey, Uruguay dio la autorización a Botnia y ésta puso en marcha su planta celulósica.

Finalizó así una etapa del conflicto, para iniciar otra que debiera perder gradualmente intensidad a medida que se verifique que no se producen los efectos ambientales tan temidos.
No hay que descartar que por un tiempo cualquier pescado muerto, olor o enfermedad en la zona será adjudicada a Botnia, pero eso declinará si no está sustentado por los resultados de un monitoreo serio.
Ya el primer día de operación, algún periodista reportó olores nauseabundos en Gualeguaychú, a 28 kms.!, seguramente alentando su imaginación por un comunicado de la propia Botnia que advirtió que en el proceso de puesta en marcha habría olor a coliflor hervido dentro y en el entorno muy cercano de la planta.
La operación no tendrá efectos contaminantes perceptibles si la construcción de la planta ha respetado los estándares con los que fue diseñada, y nada hace pensar lo contrario. Efectivamente, la tecnología empleada responde a la última generación de plantas celulósicas, que han permitido resolver el problema del tradicional efecto contaminante de esta industria.

Varias plantas iguales a la de Fray Bentos operan ya en el mundo y algunas de ellas lo hacen a orillas de lagos interiores de los que las poblaciones colindantes extraen el agua potable. Finlandia ha liderado justamente estos cambios.
La Corporación Financiera Internacional (CFI), entidad del grupo del Banco Mundial, hizo realizar un detallado estudio del impacto ambiental de este proyecto en conjunto con una segunda planta cercana de ENCE, que luego fue relocalizada.

Lo hicieron dos consultoras independientes de prestigio internacional: Pacific Consultants Internacional y Pirie. La CFI hizo revisar las conclusiones por una tercera consultora, la firma canadiense Hartfield. Todos estos estudios han estado disponibles en internet (http://www.ifc.org/).
La conclusión, que está técnicamente demostrada, es que las emisiones atmosféricas y los efluentes líquidos y sólidos estarán dentro de las normas exigidas por los estándares internacionales más rigurosos y no crearán riesgo para la salud, ni para el ecosistema.
Tampoco producirá olores perceptibles más allá de muy cortas distancias y en situaciones excepcionales de operación. La línea controlada de humo de su chimenea alcanzará un radio máximo de dos kilómetros en la dirección del viento, por lo tanto no llegará a la costa argentina.

Desde ya que estas conclusiones son válidas siempre que la planta haya sido construida y sea operada según su diseño aprobado.
El órgano de control medioambiental del Uruguay ha sido responsable de verificarlo y la CFI sólo ha financiado la obra cuando se aseguró plena seguridad ambiental.
La contaminación visual no puede alegarse a una distancia de 28 Kms. de Gualeguaychú y 11 Kms. de la playa Ñandubaysal. Sólo la publicación de engañosas fotos tomadas con poderosos teleobjetivos o desde el cercano puente internacional, ha causado confusión a este respecto.

Cabe preguntarse porqué se ha producido una reacción tan violenta y generalizada en Gualeguaychú. Creemos que se debió a la falta de comunicación y a mala información. Un técnico español de una antigua y contaminante planta celulósica de Pontevedra, trajo en los inicios del proyecto impactantes testimonios y vaticinios. También lo hicieron algunos movimientos ecologistas.
A partir de allí se puso en marcha un proceso autoalimentado de furia colectiva que abarcó todos los estamentos de la población local. Se hizo una causa social que fue impermeable a cualquier argumento o comprobación racional, adjudicando mala intención y connivencia con intereses espurios a quienes los esgrimieran.
Tanto el gobierno provincial como el nacional no operaron en el sentido de informar lo correcto, sino que se enancaron y alentaron especulativamente la furia colectiva.

La línea legal de la defensa argentina fue la acusación de incumplimiento del Estatuto del Río Uruguay por falta de consulta previa. En realidad hubo solo una comunicación cuasi informal del Uruguay en 2004, reconocida y aceptada en su momento por la cúpula del gobierno argentino. Probablemente el uso de un canal directo y discreto fue un atajo del gobierno uruguayo, que temía reacciones ecologistas injustificadas, alentadas políticamente o ideológicamente. Pienso que fue una estrategia comprensible y sólo aceptable por la calidad no contaminante de la planta. No había además antecedentes ni regularidad en la solicitud de tales permisos de ambos países dentro del Estatuto.

Muy probablemente, si la planta cumple con los estándares, La Haya desestimará el reclamo argentino.
Ya lo hizo en 2006 frente al pedido de detener la construcción.
Una incorrecta y demagógica actuación del gobierno argentino fogoneando a los asambleístas y permitiéndoles todo tipo de transgresiones, le ha quitado razones y jugará en adelante como un bumerang. Mientras permitió que los asambleístas bloquearan una frontera internacional, nuestro gobierno declinó el ofrecimiento de participar en el monitoreo conjunto, entendiendo erróneamente que de hacerlo estaría cediendo en sus reclamos maximalistas.

La escalada del problema con Uruguay ha llegado a niveles imperdonables. Se ha hecho quedar mal al rey de España pidiéndole mediar en un conflicto injustificado, que sólo tenía un obvio final: la terminación de la obra y la operación de la planta.
Es hora de poner las cosas en su lugar.
El gobierno debe imponer autoridad para garantizar el paso en los puentes y rutas; debe aceptar compartir el monitoreo y si hubiera algún impacto medioambiental por sobre las normas, hacerlas cumplir y actuar en el tribunal de La Haya.
Lo fundamental es no aliarse a protestas colectivas por mera demagogia, sino informar con la verdad para traer paz y tranquilidad.


Fuente:
Fundación Futuro Argentino