viernes, marzo 31, 2006

LOS CIENTÍFICOS ARGENTINOS SE PRONUNCIAN EN FAVOR DE LAS PLANTAS URUGUAYAS.

Piqueteros y negociadores argentinos sin argumentos.

Imprevisto: en momento crucial, los científicos argentinos se pronuncian en favor de las plantas uruguayas.

El presidente del Instituto Nacional de Tecnología e Industria de la República Argentina (INTI), el director de la Fundación Argentina para la Ecología Científica, la directora del Instituto de Ciencia Ambiental y Desarrollo Sostenible de la Argentina y numerosos catedráticos explican con total claridad que las plantas uruguayas no contaminan. Argentina tiene una decena de plantas con tecnología no autorizada ya en Europa y Estados Unidos ­a diferencia de las uruguayas- que contaminan brutalmente, convirtiendo al río Paraná y al Río de la Plata en una "cloaca", según expresión de técnicos y legisladores. La peor técnicamente por su poder contaminante es la planta de celulosa de Iby en Entre Ríos, la provincia del gobernador Busti y de la Asamblea que corta los puentes internacionales. Porqué Argentina no puede recurrir al Tribunal de La Haya, cómo operan los jugadores argentinos sucios y cuáles son las jugadas argentinas sucias. Las claves del problema técnico, de la no existencia de la contaminación, de las contradicciones de Greenpeace.

INFORME DE MANUEL FLORES SILVA (*)


A favor de que las plantas de celulosa que están en construcción en Uruguay no son contaminantes ­si se operan de acuerdo a como está previsto- recurriremos hoy exclusivamente a los argumentos de los principales científicos argentinos en la materia. Así presentaremos la opinión del presidente del Instituto Nacional de Tecnología e Industria de la República Argentina (INTI) ­el kirchnerista y ex diputado del Frepaso, Enrique Martínez- de Eduardo Ferreira, director de la Fundación Argentina para la Ecología Científica, de la directora del Instituto de Ciencia Ambiental y Desarrollo Sostenible e Investigadora Independiente del Conicet, Prof. Dra. María Cristina Area, del profesor de la Universidad de la Plata, Dr. Mario Feliz y del Dr. en Ciencias de la Madera y el Papel Alberto Venica, de Irene Wais de Badgen, ecóloga, profesora de la Universidad de Buenos Aires, quien acaba de participar la semana pasada en el coloquio "El conflicto de las plantas de celulosa del río Uruguay: una aproximación científica al tema", organizado por dicha facultad, del licenciado Gustavo Braier quien acaba de exponer sobre el tema el pasado 11 de marzo en la Feriagro de Santa Fe, del Ing. Agr. José Crotto que acaba de publicar su opinión a pedido de la revista NotiForestal (24 de febrero 2006)



Enrique Martínez, Presidente del Instituto Nacional de Tecnología e Industria de la República Argentina (INTI)


El 1º de febrero pasado Página/12 publicaba un reportaje a Enrique Martínez con la siguiente presentación: "Enrique Martínez, ingeniero y presidente del Instituto Nacional de Tecnología e Industria (INTI), describe el funcionamiento técnico de las papeleras y explica de qué manera, con un control claro del tratamiento de los efluentes, la contaminación que producen es irrelevante, no implica ninguna irrupción de productos perjudiciales en el ecosistema, y es un asunto menor al lado del gran asunto real: la desinformación de la gente. En un pasaje del reportaje Martínez expresaba lo siguiente: "Originalmente lo que se hacía era utilizar el cloro gaseoso como componente central acompañado de oxígeno, agua oxigenada, algunos otros pasos para conseguir las dos cosas.

-El cloro se pega a la lignina y la arrastra.

-Claro. Pero tanto el oxígeno como el agua oxigenada son más categóricamente "deslignificadores". El asunto es que utilizando cloro gaseoso el producto era altamente contaminante, porque se producían compuestos orgánicos de cloro con eventuales efectos sobre la salud humana.

-Y entonces, ¿qué se hace?

-Ahora hay dos procesos que se utilizan comercialmente. Uno es el que se conoce como "Libre de cloro elemental" (ECF), pero que utiliza dióxido de cloro en el proceso, y el otro es el que no utiliza nada de cloro en ninguna parte del proceso (TCF). El más usual es el primero y es el que se va a utilizar en Uruguay.

-O sea, el que sí utiliza algo de cloro.

-Aproximadamente el 90 por ciento de las plantas de celulosa utilizan este método (ECF).

-¿Por qué?

-No es porque sea más barato sino porque el oxígeno y el agua oxigenada son muy potentes para eliminar lignina pero no son tan potentes para darle brillo a la celulosa una vez convertida en papel. El factor principal para que el papel alcance el grado de blancura que se desea es el dióxido de cloro.

No es casual que los papeles de mayor calidad se produzcan mediante el proceso que utiliza el dióxido de cloro. Ahí también ha habido presión de las organizaciones ambientales para reducir la contaminación, y efectivamente hay tratamiento de los efluentes con métodos biológicos que reducen la contaminación provocada por el cloro prácticamente a cero.

-Pero se está protestando por el cloro.

-A pesar de las protestas, la contaminación de las aguas del río Uruguay que se está discutiendo hoy no es por el cloro sino por el nitrógeno y el fósforo, que demandan oxígeno para oxidarse y hacen aumentar la cantidad de algas en el agua disminuyendo el oxígeno. Eso es lo que hay que asegurarse de evitar en la planta de tratamiento previo para que no constituya un problema.

-O sea, en las plantas de Uruguay va a haber tratamiento de cloro, pero cloro no va a haber.

-Va a haber, pero en una cantidad que no es relevante y la experiencia mundial lo demuestra.

-Pero sí contaminan el nitrógeno y el fósforo.

-Y los productos orgánicos demandantes de oxígeno, que disminuyen el oxígeno del agua y por lo tanto podrían matar a los peces. Pero también eso se reduce a la mínima expresión si la planta de efluentes es adecuada. El proceso de las empresas, tanto la finlandesa como la española, seguro que es de primer nivel mundial, y el volumen de efluentes es muy pequeño".



Eduardo Ferreira, director de la Fundación Argentina para la Ecología Científica


Unos días después Infobae publicaba, bajo el título "Expertos argentinos afirman que las papeleras no contaminarán el río" lo que pasaba a copetear como "La Fundación Argentina para la Ecología Científica rechazó las denuncias de los activistas entrerrianos. 'La tecnología que van utilizar es norma en la Comunidad Europea y no hay riesgo para la gente', señaló en Radio 10 su director, Eduardo Ferreira". En la nota se explicaba que "Eduardo Ferreira, director de la Fundación, dijo en Radio 10 que 'la nueva tecnología permite controlar los afluentes hacia el exterior. Tiene una presencia parcial de cloro para el manejo de las dioxinas. Esto fue aprobado por los países más exigentes. Y es norma obligada en la Comunidad Europea'. 'Todo el problema está centrado en si los afluentes líquidos que liberarán las plantas van a emitir a las aguas del río Uruguay altos niveles de dioxinas por litro de agua', explicó y aclaró que 'el agua que tomamos tiene 130 microgramos de dioxina, y estas plantas aportarán sólo 1'. Ferreira cuestionó además los velados intereses que pueden motorizar las marchas y los piquetes en la frontera que auspicia la multinacional ecologista Greenpeace. 'Lo de Greenpeace es un tema terrible, espantoso', señaló.



Dr. Mario Feliz, catedrático de la Universidad de la Plata y Alberto Venica, Dr. en Ciencias de la Madera y el Papel.


Por esos días, en Economía Para Todos (www.economiaparatodos.com.ar) Mario Feliz y Alberto Venica publicaron un reportaje que iba a ser recogido por diversos medios. Allí decían.

"- La tecnología que se va a usar en el caso de las plantas de Uruguay, ¿es moderna u obsoleta?

- Mario Feliz (MF): Es de última tecnología. Por lo que uno puede apreciar, Botnia es una compañía finlandesa de las más modernas. Van a usar la misma tecnología que aplican en Europa.

- ¿Qué es la EPA?

- MF: La agencia norteamericana que controla el medioambiente. Se llama Environmental Protection Agency. Y ha estudiado que de la cantidad de dioxinas que hay en el ambiente, el origen de la mayor parte de ellas es fundamentalmente no industrial. Sólo alrededor de un 15% es producido por la actividad industrial. Y de ese 15%, en este momento en Estados Unidos, la industria de pasta de papel contribuye con valores cercanos a 0%.

¿Hay alguna tecnología más nueva o menos contaminante que la que se va a aplicar en el caso de las plantas de Uruguay?

- Alberto Venica: No. Porque estas plantas -por lo que dicen las empresas, obviamente uno se guía por eso y por qué no creerle- van a aplicar las mejores tecnologías disponibles. En inglés se las conoce con la sigla BAT, que son las que están reclamando en toda Europa para 2007. O sea, hay un Convenio de Estocolmo, que la Argentina firmó, donde se le pide a todas las fábricas de pasta kraft de Europa que para 2007 tengan lo que se conoce como las mejores tecnologías disponibles. Entre esas está el blanqueo con dióxido de cloro que es lo que se va a usar acá.

- MF: Es cierto, pero sabemos que los grados son muy bajos, casi nulos. Hagamos una comparación, "Nos vamos a morir todos de cáncer por las dioxinas", dijo por ahí, en estos días, un ambientalista. Y esto no es cierto. Porque estas plantas con estos nuevos procedimientos casi no producen dioxinas.

- AV: La concentración de dioxinas que ingresaban en un río en la época en que todavía se usaba cloro elemental, o sea en el peor momento, estaban en el orden de partes por trillón. Más o menos, para dar una idea de la proporción, es algo así como el espesor de una tarjeta de crédito comparado con la distancia de la Tierra a la Luna.

- O sea que es realmente mínimo... (...) Entonces, para resumir, podemos decir que la contaminación del río sería...

- AV: Mínima.

- ¿La emanación de olores?

- AV: Casi inexistente, o mínima.

- MF: Algunos días al año, yo diría.

- ¿Y la contaminación para la salud?

- AV: Ninguna.

- MF: Coincido, ningún riesgo.

- ¿Éstas serían sus conclusiones desde el punto de vista estrictamente técnico?

- AV: Sí. Pero siempre y cuando se cumpla con los requisitos y se controle. Lo más importante es generar un sistema de control.

En una nota que escribiera Mario Feliz, titulada "Sin vergüenza y con orgullo: Carnaval de Gualeguaychú" dice: "Que las plantas de celulosa producirán un daño irreparable a la salud y a la naturaleza es un fraude cada vez más difícil de sostener. Cualquier interesado en conocer, como esta actividad se desarrolla en el mundo puede hacerlo, accediendo a la enorme cantidad de información confiable y disponible a través de la internet.

En las fotos que siguen se aprecia la ciudad de Prince George (más de 70 mil habitantes) en la provincia de British Columbia, Canadá, y sus tres pasteras que juntas producen 1 millón de toneladas al año. Industria y turismo conviven en medio del hermoso paisaje que comparten. (http://bccommunities.ca/princegeorge/index.php)" En el mismo sentido se ha argumentado que Botnia tiene una de sus plantas en medio de una ciudad finlandesa.



Dra. Prof. María Cristina Area, directora del Instituto de Ciencia Ambiental y Desarrollo Sostenible.


Mientras arreciaban las opiniones técnicas argentinas a favor de las plantas en Uruguay ­en proporción inversa a las opiniones políticas- María Cristina Area agregó sus argumentos, extensamente difundidos: "Las tecnologías que van a utilizar, de acuerdo con lo que está en los respectivos proyectos, están dentro de las llamadas mejores tecnologías disponibles (BATS en inglés)

Para blanquear la pulpa -para separar la lignina de la celulosa- los métodos más comunes son el ECF (libre de cloro elemental) y el TCF (totalmente libre de cloro). Los ECF dominan el mercado porque logran mayores blancuras y es el mismo que utilizarán las empresas que se construyen sobre la costa del Río Uruguay

El ECF es el método de blanqueo que está aceptado internacionalmente dentro de las mejores tecnologías disponibles y el Convenio de Estocolmo, que trata precisamente sobre los Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPS), se basa en la mejor tecnología disponible, vale decir que el blanqueo ECF, por carácter transitivo, es aceptado por el Convenio de Estocolmo.

En diciembre del año 2001, una Comisión Europea (Integrated Pollution Prevention and Control, IPPC) emitió un documento de referencia donde se establecen las Mejores Técnicas Disponibles para la Industria de Pulpa y Papel (Best Available Techniques in the Pulp and Paper Industry, BAT). En este documento, de 509 páginas, se cubren los aspectos ambientales más relevantes de la fabricación de pulpa y papel a partir de distintos recursos fibrosos en diferentes tipos de fábricas.

(...) Además de lo anterior, este documento establece los niveles permisibles de los diferentes compuestos que estas fábricas pueden emitir al agua (efluentes líquidos), al aire (efluentes gaseosos) y a la tierra (residuos sólidos). Estos niveles garantizan la sostenibilidad de los recursos. Es así que desde el año 2001, la industria de pulpa y papel europea se maneja con el compromiso internacional de cumplir dichas pautas, y limitar sus emisiones a los niveles permitidos. (...)

Las Partes firmantes (Argentina y Uruguay suscribieron en 2001 y reconfirmaron en enero de 2005) se comprometen a adoptar medidas para reducir las liberaciones totales derivadas de fuentes antropógenas de cada uno de los productos químicos incluidos, con la meta de seguir reduciéndolas al mínimo y, en los casos en que sea viable, eliminarlas definitivamente.

(...) A nivel mundial, las pulpas ECF dominan el mercado. Esto se debe a que se logran mayores blancuras, menor reversión (no se amarillean) y menor deterioro de la resistencia de la pulpa.

Ni las tecnologías ECF ni las TCF formaron niveles mensurables de dioxinas en sus procedimientos de blanqueo respectivos.

Un claro ejemplo es la nueva fábrica Stendal en Alemania, uno de los países con legislación medioambiental más exigente en el mundo. Se inauguró en agosto de 2005, fabricando mayoritariamente pulpa kraft ECF, pero tiene la capacidad de fabricar TCF de acuerdo con las demandas del mercado.

Una pauta importante que evidencia el cambio en la contaminación al pasar del blanqueo con cloro al ECF es la recuperación sostenible de ecosistemas acuáticos afectados a través del mundo, que fue posible por la casi completa eliminación de dioxinas.

Las alertas de consumo de pescados, río abajo de las fábricas de pulpa y papel están desapareciendo rápidamente en el mundo. Desde 1990, las autoridades de diferentes estados en USA han emitido alertas de dioxinas en 25 ecosistemas río abajo de las fábricas de pulpa y papel, representando el 83% de estos ecosistemas. En el informe de 1996, había alertas en 18 cuerpos de agua. En 2004, solamente 8 ecosistemas tenían alarma de dioxinas, comprendiendo el 0,2% de los cuerpos de agua con alertas (el resto corresponde a otro tipo de industrias, no papeleras).

La EPA (Agencia de Protección Ambiental de estados Unidos) predice que todas las alarmas en cursos de agua relacionado con la industria papelera se levantarán cuando la totalidad de los sistemas de blanqueo se conviertan a ECF (o sea que en USA también quedan algunas fábricas que blanquean con cloro).

(..) De lo anterior se deduce que al eliminar el cloro elemental del blanqueo, los procesos actuales de producción de pulpas celulósicas (ECF, libre de cloro elemental o TCF, libre de cloro total) han pasado a ser mínimos generadores de dioxinas y furanos, con respecto a otras fuentes.



Otros expertos.


La ecóloga de la UBA, Irene Wais puntualizó, en el evento que organizara recientemente dicha Universidad, que "el método ECF está permitido por la Unión Europea, que cuenta con la legislación ambiental más exigente del mundo: por ejemplo, la planta alemana Stendal, inaugurada el año pasado, utiliza esta tecnología, si bien también tiene capacidad para recurrir al TCF, según los requerimientos del mercado".

Irene Wais de Badgen señaló, asimismo (al tiempo de insistir en la necesidad de los controles a las plantas), que "si las empresas cumplen su anuncio de utilizar la misma tecnología que emplean en Europa, los aspectos ambientales más importantes van a estar cubiertos. En 2001, un organismo de la Unión Europea llamado IPPC (Integrated Pollution Prevention & Control) publicó un documento de 500 páginas donde establece, específicamente para plantas de celulosa, las mejores técnicas disponibles para preservar el ambiente; no conozco nada mejor que esto, ni en Estados Unidos ni en otra parte del mundo. Tanto Botnia como Ence, las dos firmas, afirman que utilizarán esa tecnología".

En la exposición realizada hace dos semanas en la Feriagro de Santa Fe, el licenciado Gustavo Braier remarcó "que cualquier temor de que, como consecuencia de la instalación de una planta de celulosa, se perjudique la actividad productiva, sea apícola, avícola, citrícola o feed-lot, es infundado.

Estas fábricas controladas no contaminan más allá de los límites que hoy se aceptan por los países más desarrollados del mundo"



Política celulósica argentina.


El desorden de la política ecológica argentina es palpable no bien se escucha la versión publicada de un reportaje telefónico que se le realizó al Presidente del INTI, Enrique Martínez. Le preguntan:

"La planta Alto Paraná (una de las más criticadas porque teniendo tecnología ECF (libre de cloro elemental no la usa y funciona en base a cloro elemental gaseoso y contaminante), ¿es comparable a las uruguayas en términos de tecnología?

Es más vieja, es la misma tecnología de hace más de veinte años.

Esa planta tiene una certificación ambiental ISO 14001. ¿Quién la otorga en Argentina? Esa certificación la consiguió la empresa con una certificadora internacional".

(¿¿??)

Ya en el artículo mencionado María Cristina Area ha dicho: "La legislación uruguaya es más estricta y organizada que la argentina".

A su turno el Dr. Mario Feliz de la Universidad de La Plata expresó: "Para hacer esta campaña contra las plantas uruguayas habría que emprenderla también con el control de la contaminación en general en la Argentina. Porque el Río de la Plata está totalmente contaminado y el 95% de esa contaminación fue producida por nuestro país".

El mismo autor y catedrático en un artículo titulado "La guerra del papel" (puede ser consultado en Misiones on line del 6/2/06) escribe:

"En nuestro país existen unas 10 plantas de producción de celulosa que vierten sus efluentes al río Paraná provenientes de una producción de no menos de 850.000 toneladas anuales de pulpa de celulosa. Estas empresas: Celulosa Campana y Gral. Bermúdez, Papelera del Plata, Wixel, Campanita, Papel Prensa de San Pedro, Iby en Entre Ríos, Andino sobre Santa Fe, Alto Paraná S.A., Piray y Papel Misionero en Misiones; contaminan el Paraná desde hace años.

La presencia de contaminantes provenientes de la planta de Gral. Bermúdez (compuestos orgánicos clorados) ha sido verificada por Greenpeace, según un informe publicado por la organización. Por otra parte, está universalmente probado que, la vieja tecnología aplicada en las plantas argentinas (esencialmente el proceso de blanqueado con gas cloro), es causante de la generación de organoclorados, entre ellos dioxinas de alto grado de toxicidad. Estos productos son arrojados al río desde, al menos, el año 1929. ¿Cómo es posible, entonces, que nuestro gobierno reclame por la posible contaminación que generarían las plantas sobre el Uruguay y al mismo tiempo admita que una decena de empresas argentinas estén contaminando el Paraná y el Río de la Plata?

La provincia de Entre Ríos tiene en su territorio una planta productora de pasta celulósica (Iby, que produce 18.000 TM anuales) y sobre las costas santafecinas del Paraná, frente a la tierra entrerriana hay otras más. Pero, además, esta provincia es una importante productora de madera, de bosques implantados, que destina el 60% de su producción a la elaboración de celulosa y tableros. La vocación ambientalista de su gobernador puede ponerse en tela de juicio, justificadamente.

Sería comprensible la actitud de los políticos municipales que en forma oportunista y por ignorancia (que se empecinan en no subsanar) se suben a la turbulencia irracional. Pero, no se encuentra justificación para el comportamiento del gobernador y de algunos funcionarios nacionales, especialmente, del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Es probable, que una buena razón fuese que nuestro gobierno estuviera actuando como defensor de la industria "nacional" para que ésta no tuviese la competencia (uruguaya) de 1.500.000 toneladas anuales de celulosa, que doblarían la producción nacional, producida por métodos más modernos, aceptados en muchos países (USA, Australia, Chile, algunos países europeos, etc). Mientras la industria "nacional" tiene patente de corso para contaminar y por lo tanto no perder competitividad. ¿Será esta una política de promoción industrial?

Por el contrario, Corrientes y Misiones han criticado fuertemente la actitud del gobernador entrerriano y han resaltado que ellos recibirían con brazos abiertos la instalación de plantas similares en su territorio.

Para Greenpeace de Australia el método de blanqueado que usarán las papeleras de Uruguay (método ECF) es medalla de plata y para los coordinadores de la campaña forestal de Greenpeace en Escandinavia, las diferencias entre los métodos TCF y ECF, en cuanto a sus consecuencias ambientales, son totalmente irrelevantes (...)"

La hipocresía de la política argentina es también denunciada por el Ing. José Crotto, el 24 de febrero de 2006 en la revista NotiForestal (se puede consultar en Infoextradigital.com.ar) en artículo que dicha revista le pidió.

En extractos de la misma se puede leer: "Con grosera ignorancia, demagogia inmadura y patoterismo prepotente se enfrenta a un país hermano y amigo con consecuencias alarmantes.

# El País tiene una Ley Nacional vigente, la 25.080, votada por unanimidad por todos los senadores y diputados, incluyendo los entrerrianos, para fomentar el desarrollo de la foresto industria, entre ellas, la fabricación de celulosa, como lo puede advertir cualquiera que se tome el trabajo de leerla, al cual el gobierno entrerriano estuvo y permanece adherido. ¿Lo van a negar en La Haya?

# El Gobernador Busti, ejemplo de incoherencia y demagogia, propició el decreto 2554 en su primera gobernación (04-07-90) que se transformó en Ley Provincial para el apoyo de emprendimientos celulósicos. Junto al Ing. Agr. José Moulia, secretario de Producción, firmaron un memorándum de entendimiento para un gran proyecto celulósico en 1997. ¿Lo van a negar en La Haya?

# ¿Vamos a negar en La Haya que muy cerca de la principal fábrica argentina (Alto Paraná SA), fábrica que consume 2/3 de la madera que consumirá Botnia, que utiliza la tecnología ECF desde hace 23 años, está la localidad de Esperanza que en los últimos 30 años ha multiplicado su población casi 10 veces mientras que el total de la Argentina no ha llegado a duplicarse? Nuestros seudoperiodistas y seudoambientalistas, explicarán que la gente no conoce el riesgo que corre, porque solo ellos son los iluminados con la razón y los conocimientos; y Esperanza está a unos 5 km de la fábrica, mientras Gualeguaychú esta a 35 km de las futuras fábricas uruguayas.

Como hombre de campo soy lector del Martín Fierro y temo que como bien dice el poema de José Hernández 'si la vergüenza se pierde jamás se vuelve a encontrar'. Es tan inconcebible el nivel al que hemos llevado este entredicho con un país íntimo hermano y amigo, agrediéndolo con actitudes fuera de la ley, y ocasionándole daños a su funcionamiento económico, utilizando no la razón, sino la prepotencia del tamaño, que dudo que los gruesos errores cometidos puedan ser corregidos por nuestra obcecada dirigencia.

Por lo tanto, para aclarar bien, que esta actitud no corresponde a la mayoría del pueblo argentino, ni mucho menos a la mía: por tanta necedad, yo me disculpo. Ing Agr. José E. Crotto".

En el artículo arriba mencionado ("Sin vergüenza y con orgullo: carnaval de Gualeguaychú") el Dr. Mario Feliz de la Universidad de La Plata pone en cuestión toda la política argentina respecto al tema: "Mientras se violan sistemáticamente las leyes argentinas y se desconoce el derecho internacional, con el consentimiento y/o complicidad de la autoridad, se argumenta que el Uruguay habría violado el tratado del río compartido. Y se convierte este argumento en sustento de la actividad ilegal de cortar los pasos internacionales. Veamos que hay de cierto en todo esto.

El tratado dice que la parte que construyera 'obras de entidad suficiente para afectar ... la calidad de sus aguas, deberá comunicarlo a la Comisión, la cual determinará sumariamente, y en un plazo máximo de 30 días'. (Art.7). Por otra parte, el artículo 9 dice: 'Si la Parte notificada no opusiere objeciones o no contestare dentro del plazo establecido en el artículo 8 (180 días) la otra Parte podrá realizar o autorizar la realización de la obra proyectada'.

¿Se habrán dado los pasos establecidos en el tratado? Los empresarios piqueteros dicen que no y el informe del GTAN, del 3 de febrero de 2006, los avala. En el inciso 1 afirma: 'Al autorizar unilateralmente las plantas proyectadas, la República Oriental del Uruguay vulneró las obligaciones asumidas en virtud del derecho internacional general y del Estatuto del Río Uruguay de 1975'.

Cuando se lee el punto parece que el asunto estuviera terminado. Uruguay violó el Estatuto y, por lo tanto, nosotros violamos todas las leyes que sea necesario para terminar con la ignominia de la industria.

Sin embargo, sorpresivamente, nos encontramos con la Memoria Anual del Estado de la Nación 2004, que fuera leída, por el ejecutivo, ante el Parlamento argentino en marzo de 2005. En este documento, en la parte correspondiente al Ministerio de Relaciones Exteriores, entre los objetivos respecto de las relaciones con Uruguay, señala: 'Avanzar hacia la libre circulación permanente de personas, simplificando gradualmente controles sanitarios y aduaneros, teniendo, como base, el Memorando de Entendimiento sobre la Libre Circulación de Personas, firmado el 30 de noviembre de 2001, en Montevideo.' ¡Política exterior de la Nación que ha sido modificada, de hecho, por la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú!

Cuando el documento aborda los logros de la política de relaciones con Uruguay dice: 'En marzo tuvo lugar, en Montevideo, una reunión entre los cancilleres Rafael Bielsa y Didier Operti.' Y, más adelante, agrega: 'En el mismo mes, ambos países firmaron un acuerdo bilateral, poniendo fin a la controversia por la instalación de una planta de celulosa en Fray Bentos'. 'Este acuerdo respeta, por un lado, el carácter nacional uruguayo de la obra, que nunca estuvo puesto en entredicho y, por otro lado, la normativa vigente que regula las aguas del Río Uruguay a través de la CARU (Comisión Administradora del Río Uruguay).' 'Asimismo, supone una metodología de trabajo para las tres etapas de construcción de la obra: el proyecto, la construcción y la operación.'

¿Cómo es, entonces, que el GTAN (argentino) dice, dos años después, lo que dijo? ¡Aquí, una sensación de vergüenza me apretuja el corazón!

Como hemos visto el Estatuto del Río Uruguay habla de la calidad de las aguas, y es sobre este aspecto que nuestro país debería prestar atención y seguramente se podrá acordar un procedimiento para el correspondiente control.

En efecto, en esta etapa del proyecto el Estatuto prevé que si la parte afectada (Argentina) tuviera objeciones tendrá que elevar una comunicación donde 'deberá precisar cuáles aspectos de la obra o del programa de operación podrá causar un perjuicio sensible a la calidad de sus aguas, las razones técnicas que permiten llegar a esa conclusión y las modificaciones que sugiera al proyecto o programa de operación.' Cosa que no se ha hecho, ya que el informe del GTAN no es más que un conjunto de objeciones no fundadas. Por último, corresponde destacar que el Estatuto nada dice de posibles o supuestos daños a la atmósfera."



Política celulósica argentina con Paraguay.


Un mes atrás, aproximadamente, un cable de EFE daba cuenta que el ministro de Ambiente del Paraguay, Alfredo Molinas, denunciaba a la Argentina de contaminar el río común, el Paraná. Concretamente de "un delito contra la salud pública por la contaminación de la papelera situada en la localidad argentina de Puerto Piray". La denuncia, que se extendía a las papeleras argentinas Alto Paraná y Pepel Misionero, especificaba que se lanzaba al Paraná cloro, azufre y otros elementos químicos que se utilizan en el tratamiento de la pasta celulosa y todos son altamente contaminantes. Voceros del Ministerio paraguayo explicaron que Molinas recurrió a la Fiscalía ante la falta de respuesta a una reclamación presentada ante la Comisión Mixta Paraguayo-Argentina del Paraná (Comip) para que se analicen las aguas del río.

El 17 de marzo de 2006, ABC color, titulaba "Papeleras del vecino país contaminan el río Paraná" y explicaban que "Argentina exige al Uruguay lo que no cumple con Paraguay".

Las papeleras argentinas de la provincia de Misiones siguen contaminando impunemente las aguas del río Paraná, frente a la localidad paraguaya de Carlos Antonio López, departamento de Itapúa. La Argentina adopta una actitud contradictoria. Busca impedir que Uruguay instale dos plantas de celulosas, en aguas compartidas entre ambos países. Sin embargo, sus papeleras contaminan el río Paraná, en una zona compartida con Paraguay.

Esta actitud de la Argentina se puede calificar de hipócrita, porque, por un lado, pretende evitar que Uruguay instale una papelera sobre el río que comparten, bajo pretexto de que la misma contaminará el curso hídrico. Pero este argumento carece de seriedad, considerando que las papeleras que tienen (los argentinos) sobre el río Paraná están contaminando con sus efluentes dicho curso hídrico, afectando la fauna íctica en aguas compartidas con Paraguay." El artículo finalizaba diciendo que "Las papeleras que se pretenden instalar en Uruguay prometen introducir tecnología que logre una producción más limpia, sin daño ambiental, con sistemas de tratamiento de sus efluentes líquidos y de sus emisiones gaseosas. Evidentemente, serán mejores que las papeleras argentinas de las provincias de Misiones, que sin un tipo de tratamiento tiran sus desechos contaminantes al río Paraná". De esta manera el ministro del Ambiente de Paraguay, Ing. Alfredo Molinas, sugirió, según informó Radio Ñandutí, como medida alternativa y de urgencia, el cierre temporal de las papeleras hasta tanto construyan un sistema de tratamiento de sus efluentes. Esta propuesta ni siquiera se tuvo en consideración por parte de los argentinos. Agregó que "la referida fábrica no posee una planta de tratamiento de los denominados líquidos efluentes que son vertidos al río a través de cañerías ubicadas por debajo de las aguas, para que no estén expuestas a la vista". Molinas indicó que técnicos de su institución tomaron muestras de los desechos y encontraron una gran cantidad de ácido sulfúrico mezclado con cloro. "Los pecadores de la zona se quejaron de la muerte de los peces". *




*Ex senador, ex director de Jaque, ex director de Posdata.

sábado, marzo 25, 2006

Celulosa: LAS VERDADERAS RAZONES ARGENTINAS.

Hablando en plata .
LAS VERDADERAS RAZONES ARGENTINAS.

Estamos frente a un contencioso que parece enfrentar a la República Argentina, a la República Oriental del Uruguay y a la República Occidental Piquetera, la que está violando el derecho internacional y poniendo las condiciones a las otras dos, suplicantes ellas. A nuestro juicio lo primero que el Estado Oriental debe hacer es poner en su lugar a estos últimos ...

MANUEL FLORES SILVA*

Para entender la Argentina.
Según se puede ver en el cuadro adjunto, la Argentina tuvo 37.000 millones de dólares de inversión extranjera en el trienio 1998-1999-2000 y tan sólo algo menos de 9.000 millones en el trienio 2003-2004-2005. Bajó a la cuarta parte en un mundo donde todos los países obtendrán prosperidad si tienen éxito en la licitación universal por inversiones, la pugna básica de la globalización. Por lo demás, los asesores de la banca internacional explican a quienes los quieran oír que no hay que invertir en la Argentina por los próximos 10 años. El manejo atrabiliario del poder que hace Kirchner fascina a los argentinos portadores del gen autoritario rosista/peronista- pero sólo a los argentinos. Argentina se enfrenta a un vacío de inversionistas y ese es un dato clave para entender lo de las papeleras.
En efecto, si se observa el cuadro, Argentina bajó a la mitad la Inversión extranjera por habitante en los últimos 3 años en relación al bastante buen promedio de 15 años y a la cuarta parte en relación a su mejor trienio (1998-1999-2000). Pero Uruguay, que raquíticamente tiene menos de la mitad de Inversión extranjera por habitante que la Argentina en el período de 13 años considerado, en el último trienio por primera vez pasa a la Argentina. Con las papeleras le pasaría a dar una paliza. Salvo que, como bien ha escrito en estas páginas Antonio Ladra, Argentina logre quebrar a Uruguay en lo más grave para los inversores extranjeros que es que un Estado viole unilateralmente los contratos, cosa en que incurriría Uruguay con cualquier forma de suspensión de la construcción de las plantas.
Chile, a su vez, casi duplica su Inversión extranjera por habitante en el último trienio en relación al promedio de los últimos 15 años. Y México se mantiene en el último trienio mientras Brasil desciende moderadamente. La que desfonda es Argentina. He ahí el problema.

Por otra parte hay que tener en cuenta un factor que bien resumió el columnista de América Economía Gustavo Stok. El pago de hace un par de meses de la deuda al FMI fortaleció a Brasil (pagó U$S 15.500 millones) y debilitó a la Argentina (pagó U$S 9.800 millones). El Producto Bruto Inteno brasileño anual es tres veces y media más grande que el argentino.
No me resisto a transcribir algunas referencias de Stok. Dice: "Mientras Brasil redujo sustancialmente su prima de riesgo y sueña con que el pago al Fondo constituya otra señal de confianza que vaya reduciendo sus altísimas tasas de interés internas, en Argentina el golpe ahondó todavía más las dudas de los mercados internacionales y hay quienes sostienen que el país deberá convivir con un nivel de riesgo mayor en los próximos años ". Stok cita a expertos: "'Que Brasil le pague al FMI es una etapa natural de su proceso económico y es una demostración más que se graduó en algunas materias tras años de esfuerzos', dice Guillermo Mondino, economista jefe de Lehman Brothers, en Nueva York. 'En cambio, que Argentina pague es un apresuramiento, otro tropezón del presidente que tomó una decisión cuando nada desde la perspectiva económica lo sugería'.
Mientras el índice de riesgo país de Brasil medido por J.P. Morgan Chase cayó sustancialmente tras el anuncio de pago --de 330 puntos a comienzos de diciembre a 264 puntos a fines de enero, el menor nivel de la historia--, el de Argentina subió en los días siguientes de conocerse la noticia para luego estabilizarse en 480 puntos.
Para Caio Megale, economista socio de Mauá Investimentos, en São Paulo 'Mientras Brasil tendrá un superávit estimado en la balanza de pagos de 10,000 o 12,000 millones de dólares; en Argentina, en cambio, la balanza de pagos será deficitaria en 2006', 'Salir a comprar dólares puede empujar hacia arriba la inflación, el principal problema de Argentina', dice Ricardo Amorim, director de investigaciones de inversiones para América Latina de WestLB, en Nueva York. 'En algún momento el Banco Central tendrá que dejar apreciar nominalmente el peso --lo que significaría no seguir comprando dólares-- o elevar significativamente el nivel de la tasa de interés'. No es el único temor. 'La diferencia más importante es que, tras el pago al FMI, Brasil no disminuyó la capacidad de pago para hacer frente a la deuda con los acreedores privados', dice Amorim. 'Argentina, en cambio, redujo mucho sus reservas internacionales y también su capacidad de pago a los acreedores privados en los próximos años'".
La estrategia argentina.
El modo que ha tenido Kirchner de aguantar la cosa es hacerle comprar a Chávez 3.000 millones de dólares de bonos.
En suma, a la Argentina, además del vacío de inversores, le espera aumento del riesgo país - aleja más a los inversores -, problemas en las reservas y dificultades nuevamente para pagar a los acreedores, aumento de las tasas de interés e inflación. Contra ese desastre que se avecina Kirchner tiene un voluntarismo "monto" que le impide ser racional pues, como es para todos evidente, tiene un ojo siempre puesto en el aplauso de la tribuna. Y ese ojo está con susto.
Claro que la inversión en las papeleras pasa a ser muy importante. En su última columna a favor de Uruguay- el prestigioso Joaquín Morales Solá desliza: "Sin duda, la reunión de Kirchner y Tabaré Vázquez fue la mejor novedad de los últimos tiempos, haya sido milagro de Lagos o de la nueva presidenta chilena, Michelle Bachelet. Hasta podrían poner en estudio la propuesta de Roberto Lavagna, para que las papeleras incluyan a la Argentina con la segunda fase de la producción, la de papel y cartón.". (Fuente: La Nación, 12/03/2006).
En sentido parecido, las declaraciones de las autoridades suecas, empezando por el propio Embajador sueco Arne Rodin, cuando inauguraron la oficina comercial de ese país en Buenos Aires, hace un par de semanas, fueron muy alentadoras en cuanto a que Stora Enso, la más grande de todas, se instale en Argentina. Es decir que la acción de los muchachos de la República Occidental Piquetera es funcional a lo que en realidad es una cruda disputa por inversión papelera. Lo que Argentina busca son las pasteras de celulosa, o un pedazo de las pasteras o una compensación de los países nórdicos poniendo pasteras en Argentina o, cuando menos, una parte del proceso industrial (el valor agregado de pasar de la pasta al papel en territorio argentino). Desesperadamente inversiones. Lo demás es verso. Con música entrerriana, tradición aprendida cuando Buenos Aires hizo "cretino útil" a Pancho Ramírez contra Artigas. Y después lo derivó a la muerte. No doy un vintén por el futuro de Busti al que, luego de usar, Buenos Aires va a culpabilizar de todo.

* LA REPÚBLICA.


ATENCIÓN: URUGUAY NO PUEDE NI CONSIDERAR LA PROPUESTA QUE ORIGINALMENTE HIZO ROBERTO LAVAGNA !
No es posible que el gobierno argentino pretenda negociar - para no salir totalmente perdidoso - la cooperación uruguaya para compartir las futuras instalaciones de la industria de la celulosa, del papel, del cartón, de la industria del libro.
Sí al control medioambiental por una comisión técnica , de todo el proceso industrial .
Si a la determinación clara de las normas avanzadas que se utilizarán en las plantas de Fray Bentos y que también Argentina deberá obligarse a implementar en todas sus plantas de celulosa existentes.

Las Plantas de Celulosa. ENCUENTRO EN ANCHORENA.

Las Plantas de Celulosa.

ENCUENTRO EN ANCHORENA.

EDITORIAL *.

Finalmente se puso fin a la ilegalidad de los cortes de rutas en la provincia de Entre Ríos, una insoportable afrenta a toda la legislación común que se establece en el acuerdo de integración que formó el Mercosur y, por supuesto, lo establecido en la propia legislación argentina. Se violaron, en definitiva, claras normas constitucionales que hacen al funcionamiento democrático mismo de estos países. Y ello ocurrió con el apoyo de un gobierno provincial y la "vista gorda" del propio gobierno nacional argentino que incluso, en alguna oportunidad, envió a un representante a hacerse presente en una asamblea de los piqueteros en Gualeguaychú.
El gobierno de Néstor Kirchner es el responsable central de toda una situación que determinó graves perjuicios para Uruguay, para el comercio exterior y, fundamentalmente, para el tránsito de personas. Quiérase o no el turismo se vio resentido por esta situación, pues muchos visitantes habitualmente llegaban a Uruguay por vía terrestre, especialmente por automóvil.
También se perjudicó al transporte, tanto a las empresas de carga, como a las especializadas en pasajeros que debieron suspender frecuencias y multiplicar costos por el alargamiento de sus rutas en cientos de kilómetros, ya que debían pasar a la Argentina por el puente de Salto-Concordia.
Una responsabilidad que todos debemos tener presente, no para enrostrar a cada momento y utilizar a cada paso, sino para medir la seriedad de un gobierno, como el argentino, que posiblemente desde este miércoles deberá comenzar a negociar con el uruguayo una salida para una situación que está bien clara.
¿Hay algo para negociar? Tabaré Vázquez, por imperio de las circunstancias y como consecuencia de una imposición poco clara, se sentará a hablar con el presidente argentino para, en el bucólico marco de la estancia de Anchorena, llegar a acuerdos sobre la construcción de las plantas en las inmediaciones de Fray Bentos.
Pero, ¿qué acuerdos? Ya el gobierno uruguayo aseguró que se exigirá a las empresas que construyen las plantas que utilicen la más moderna tecnología que evite la contaminación, tal como ocurre en los países de la Unión Europea. Esto ya está decidido y en marcha, no hay que discutirlo con Kirchner.
Uruguay también ha sostenido la necesidad de crear una comisión técnica binacional, de alto nivel, con el fin de hacer un seguimiento permanente de cada etapa en la producción de las fábricas de celulosa, para que las mismas mantengan los estándares de calidad acordados y, por supuesto, no violenten con alguna transgresión o error, la preservación del medio ambiente. Esto también está decidido, no hay por qué discutirlo con el presidente argentino. Quizás lo que cabría analizar con él sería la integración de esa comisión técnica de alto nivel.
Por ello no entendemos para qué, por qué razón peregrina, como la contracara del levantamiento de los cortes de rutas se habla de que las empresas tienen que suspender por 90 días las obras, con lo que ello significa con sus costes por lucro cesante, por salarios caídos, por atrasos en los trabajos, etc. ¿Para qué detener los trabajos?
Nos parece que esa es otra imposición inadmisible de la parte argentina, una especie de piedra de cambio que el gobierno de Kirchner trata de utilizar para no romper totalmente con los piqueteros que ilegalmente cortaron las rutas, en algunos casos por casi 50 días, con el apoyo del gobierno provincial y el aliento, ostensible, del propio gobierno de Néstor Kirchner.
Un tema que debería estar en la mesa de discusión a la que se sentarán los dos mandatarios en Anchorena, es el resarcimiento a Uruguay por los perjuicios provocados por los ilegales cortes de rutas. Ese tema no debería estar ausente, de ninguna manera, pues lo hecho por el gobierno argentino tuvo una connotación demasiado grave, onerosa para nuestro país y ahora, porque estamos "respirando de nuevo", no es bueno olvidar todo aquel sufrimiento.

*LA REPÚBLICA.

martes, marzo 21, 2006

LA FAROLERA.


LA FAROLERA : tradicional juego infantil

La farolera tropezó

y en la calle se cayó...

¡Alcen las barreras

para que pase la farolera!



Pasarán, pasarán, pasarán,

pero el último quedará !



Los piqueteros de Gualeguaychú pretenden jugar a la farolera con el Uruguay?

Es inadmisible para la dignidad nacional.

lunes, marzo 20, 2006

RelojesWebGratis!

ARGUMENTO CONSTRUIDO SOBRE UNA MENTIRA.

EDITORIAL.

Mientras con los cortes de rutas se violan sistemáticamente las leyes argentinas y se desconoce el derecho internacional, se argumenta que el Uruguay habría violado el tratado del río compartido. Y se convierte este argumento en sustento de la actividad ilegal de cortar los pasos internacionales. Veamos qué hay de cierto en todo esto.

El tratado dice que la parte que construyera "obras de entidad suficiente para afectar ... la calidad de sus aguas, deberá comunicarlo a la Comisión, la cual determinará sumariamente, y en un plazo máximo de 30 días". (Art.7). Por otra parte, el artículo 9 dice: "Si la Parte notificada no opusiere objeciones o no contestare dentro del plazo establecido en el artículo 8 (180 días) la otra Parte podrá realizar o autorizar la realización de la obra proyectada".

¿Se habrán dado los pasos establecidos en el tratado? Los empresarios piqueteros dicen que no y el informe del Grupo Técnico de Alto Nivel Argentino (GTAN), del 3 de febrero de 2006, los avala. En el inciso 1 afirma: "Al autorizar unilateralmente las plantas proyectadas, la República Oriental del Uruguay vulneró las obligaciones asumidas en virtud del derecho internacional general y del Estatuto del Río Uruguay de 1975".

Cuando se lee el punto parecería que el asunto estuviera terminado. Uruguay habría violado el Estatuto y, por lo tanto, los argentinos se consideran en su derecho de también violentar todas las leyes que sea necesario para terminar con la "ignominia de esa industria".

Sin embargo, sorpresivamente, nos encontramos con la Memoria Anual del Estado de la Nación 2004, que fuera leída por el Ejecutivo ante el Parlamento argentino en marzo de 2005. En este documento, en la parte correspondiente al Ministerio de Relaciones Exteriores, entre los objetivos respecto de las relaciones con Uruguay, señala: "Avanzar hacia la libre circulación permanente de personas, simplificando gradualmente controles sanitarios y aduaneros, teniendo como base el Memorando de Entendimiento sobre la Libre Circulación de Personas, firmado el 30 de noviembre de 2001, en Montevideo." (Política exterior de la Nación que ha sido modificada, de hecho, por la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú).

Cuando el documento aborda el capítulo de los logros de la política de relaciones con Uruguay dice: "En marzo tuvo lugar, en Montevideo, una reunión entre los cancilleres Rafael Bielsa y Didier Operti". Y más adelante, agrega: "En el mismo mes, ambos países firmaron un acuerdo bilateral, poniendo fin a la controversia por la instalación de una planta de celulosa en Fray Bentos". "Este acuerdo respeta, por un lado, el carácter nacional uruguayo de la obra, que nunca estuvo puesto en entredicho y, por otro lado, la normativa vigente que regula las aguas del Río Uruguay a través de la CARU (Comisión Administradora del Río Uruguay).(...) Asimismo, supone una metodología de trabajo para las tres etapas de construcción de la obra: el proyecto, la construcción y la operación".

¿Cómo es, entonces, que el GTAN (argentino) dice, dos años después, lo que dijo? ¡Aquí, una sensación de vergüenza apretuja el corazón!, dice el profesor de la Universidad de La Plata, doctor Mario R. Féliz, que investigó los hechos detalladamente y maneja documentación probatoria de los mismos.

Además, el Estatuto del Río Uruguay habla de la calidad de las aguas, y es sobre este aspecto que la Argentina --dice el mismo catedrático-- debería prestar atención y seguramente se podrá acordar un procedimiento para el correspondiente control.

En efecto, en esta etapa del proyecto el Estatuto prevé que si la parte afectada (Argentina) tuviera objeciones, tendrá que elevar una comunicación donde "deberá precisar cuáles aspectos de la obra o del programa de operación podrán causar un perjuicio sensible a la calidad de sus aguas, las razones técnicas que permiten llegar a esa conclusión y las modificaciones que sugiera al proyecto o programa de operación." Esto no se ha hecho, ya que el informe del GTAN argentino no es más que un conjunto de objeciones no fundadas.

Queda, así, desvirtuado el único argumento medianamente razonable para la oposición argentina a los emprendimientos de Fray Bentos. *

de LA REPÚBLICA .

domingo, marzo 19, 2006

LAS PLANTAS DE CELULOSA Y LA DIPLOMACIA PRESIDENCIAL.

Las plantas de celulosa y la diplomacia presidencial.


Víctor H Abelando. Semanario Brecha.

Cuando el presidente argentino Néstor Kirchner invitó, el 1 de marzo, a “mi amigo, el presidente Vázquez, a suspender las obras por un período de noventa días a los efectos de que durante ese plazo recibamos una opinión autorizada e independiente que nos establezca con claridad los criterios y exigencias que se deben adoptar para asegurar que la calidad de vida de argentinos y uruguayos, vecinos del río Uruguay, no se vea afectada por la eventual instalación de las plantas”, no estaba simplemente formulando una exhortación. Los hechos posteriores permiten inferir que el conflicto entre los dos países comenzaba a transitar una posible salida. De ahí que las palabras de Kirchner no fueran un hecho aislado y sí constituyeran una suerte de sinopsis de los acontecimientos que vendrían.
De acuerdo a fuentes del gobierno uruguayo consultadas por BRECHA, desde semanas atrás se trabajaba a nivel de los hombres de confianza de los dos presidentes (el secretario de la Presidencia, Gonzalo Fernández, y el jefe del gabinete argentino, Alberto Fernández) en allanar el camino hacia una factible negociación entre los mandatarios.
Dos aspectos básicos parecían dominar el espíritu con el que ambos gobiernos debían encarar el asunto. En primer lugar, la conclusión de Kirchner y sus operadores de que las plantas de celulosa no se pararían definitivamente , por lo cual el eje de las conversaciones debería centrarse en garantizar los controles para minimizar los riesgos ambientales; segundo, Uruguay no podía seguir en la lógica de un enfrentamiento con Argentina capaz de poner en tela de juicio una historia común y una política internacional basada en la integración regional. La persistencia de un escenario con la ausencia de movidas tendientes a buscar el diálogo sólo tendría como corolario una eventual ruptura de relaciones, amén de socavar un ya problemático MERCOSUR, en cuyo caso Uruguay quedaba prisionero de la línea internacional de Estados Unidos, comentaron a BRECHA legisladores del FA.
De ahí que la reunión de los mandatarios en Chile, el sábado 11 en ocasión de la asunción de Michelle Bachelet, no debe entenderse como un giro imprevisto o, como lo ha señalado la oposición uruguaya, un apartamiento de Vázquez de antiguas definiciones.
En la conferencia de prensa conjunta, ambos presidentes pidieron “un gesto” a los ambientalistas argentinos para que cesen los cortes en dos de los tres puentes binacionales, y a las empresas Botnia y ENCE que detengan voluntariamente las obras por un plazo máximo de 90 días. A partir de allí se iniciaría una negociación, con dos encuentros entre Kirchner y Vázquez, el primero en la estancia de Anchorena y el segundo en Mar del Plata. También quedó claro que la condición para que los mismos se concreten es que los “gestos” se realicen simultánemante.
Los perjuicios económicos de los cortes (el presidente uruguayo dijo en Venezuela que en el continente hay dos naciones con bloqueos comerciales, Cuba y Uruguay) son evidentes, aunque existe una tendencia a agregarle protagonismo como en el caso del turismo, en que se responsabiliza al bloqueo de puentes de la mala temporada, sin mencionar que el precio del dólar en esta orilla del río ha sido más desestimulante para la llegada de veraneantes argentinos que los piquetes. Empero, es claro que ha generado graves dificultades a los transportistas y a la industria turística del litoral uruguayo (el gobierno estima en 200 millones de dólares las pérdidas provocadas por los cortes), aunque también es claro que el flujo de mercancías permanece, seguramente con el beneficio de quienes explotan vías distintas a las terrestres. Por ejemplo, el miércoles 15 llegó al puerto de Montevideo un buque con insumos para Botnia.
No obstante, los piquetes son indigeribles para el gobierno uruguayo. Lo mismo ocurre con su par argentino respecto a la continuidad de las obras, sin una señal que indique que se lo tiene en cuenta cuando se trata de emprendimientos en un río compartido.

DECODIFICADOR, SE BUSCA.
Si la estrategia parece clara –entre otras cosas porque surge de una necesidad diomedea nacida en los compromisos electorales y definiciones del gobierno progresista en política internacional–, la misma se oscurece en los pasos tácticos y en la información que sobre ellos tiene la sociedad uruguaya y el propio elenco gubernamental.
Tras la conferencia de prensa conjunta del sábado 11 hubo una reacción de la oposición política con decibeles muy altos, hablando incluso de entrega de la soberanía por parte de Vázquez.
Juicios y ataques que fueron acompañados por un general desconcierto en el progresismo.
Las primeras reacciones del oficialismo se dirigieron a cerrar filas detrás del presidente, advirtiendo que lo hecho por Vázquez era el único camino posible y coherente. Sin embargo, tras las precisiones del mandatario en Bolivia –donde dijo que el encuentro con Kirchner no consistió en un acuerdo sino en sentar las condiciones para ello–, los dirigentes frenteamplistas se apresuraron en señalar que se estaba frente a un “preacuerdo, al inicio de un diálogo, que no existían compromisos y tampoco nada firmado”. Todo en el afán de responder a los ataques de la oposición e intentar preservar la coherencia de un discurso de gobierno dirigido a asegurar la construcción de las plantas y a no negociar bajo la presión de los cortes. Esa lógica discursiva había llevado a que el vicepresidente Rodolfo Nin calificara de “impertinente” el pedido que Kirchner hiciera el 1 de marzo.
Reacciones sazonadas por la falta de comunicación entre un Vázquez en gira y su gabinete en Montevideo. La realidad indica que el tejido que culminó con la reunión en Chile era de resorte exclusivo del círculo áulico de Vázquez, del que no participa la cancillería ni el resto del gabinete que desconocía las alternativas de la negociación.
Si el hermetismo impidió que el partido oficialista y sus principales dirigentes sintonizaran rápidamente con lo que aparentaba ser un viraje, la sorpresa fue mayor entre los principales líderes de los partidos tradicionales, con la salvedad del ex canciller y senador blanco Sergio Abreu, quien comentó que era un primer paso para dialogar y que los resultados finales se verían en las conversaciones posteriores.
Es que todo indica que Vázquez no comunicó a blancos, colorados, independientes y cívicos –a cuyos líderes había convocado semanas atrás para que respaldaran su postura en el conflicto– los pasos que daría al encontrarse con Kirchner. En la lógica del presidente, el apoyo de todos los partidos de la oposición obviamente fortalecía la posición uruguaya, pero no implicaba que fueran convidados a definir la estrategia a seguir.
Varios dirigentes del FA comentaron a BRECHA que el gobierno no podía sumergirse en una dinámica de nacionalismo exacerbado, que por momentos alentó, más cuando aquella reunión de Suárez con los principales dirigentes de la oposición podía transformarse en el “abrazo del oso”. Ello porque, como lo demostraron después distintas declaraciones de blancos y colorados, el objetivo era el desprendimiento de Uruguay del MERCOSUR, con el pretexto de los problemas con Argentina, inscribiendo de hecho al país en la lógica estadounidense de eliminación de los bloques regionales.
La reacción de la oposición era esperable ante cualquier iniciativa que se apartara de la dinámica del “país agredido y unido contra la prepotencia argentina, que inevitablemente debería llevar a apartarnos del pacto regional”, advirtió a BRECHA un senador oficialista, quien agregó que “debemos atender la falta de discusión y comunicación dentro del gobierno, porque el debate político es el que construye las sintonías”.


TE TOCA MOVER.
El paso dado por Vázquez tiene varias aristas, y una de ellas es haber trasladado “la pelota a la cancha del vecino”, pues “trabajado” (que no resuelto todavía) el pedido de interrupción de las obras en suelo uruguayo, la principal traba de la negociación reside en Argentina, por la intransigencia, hasta ahora, de los ambientalistas a deponer sus medidas de corte de ruta.
En estas semanas, el gobierno uruguayo comenzó a negociar con las empresas Botnia y ENCE la paralización momentánea de las obras. Fuentes de Botnia aseguraron a BRECHA que los contactos con el Ejecutivo existen, y que los resultados de los mismos serán difundidos en los días venideros. La española ENCE, en tanto, ha expresado públicamente la posibilidad de detener los trabajos, por ahora limitados a la remoción de tierra.
Fuentes gubernamentales aseguraron que en lo conversado en Chile no hay improvisación y, dado que legalmente el Ejecutivo no puede exigir la detención de las obras, se comenzó hace tiempo a trabajar sobre la hipótesis del “gesto” anunciado en el país trasandino. Los mismos informantes señalaron que a las empresas no les sirve estar en el centro de una polémica que todos los días las transforma en noticia y fuente de conflictos, por tanto dan por descontado un “gesto” de las dos firmas.
La otra dirección de trabajo del gobierno fue conversar con el SUNCA, sindicato que tiene alrededor de dos mil trabajadores entre ambas obras. El ministro de Trabajo, Eduardo Bonomi, se entrevistó con dirigentes sindicales de la construcción y les planteó algunas soluciones para el caso de la detención de la construcción. El sindicato exigió que no existiera pérdida de jornales y propuso la creación de una tripartita con las empresas implicadas, el gobierno y los trabajadores para acordar allí los pasos siguientes a la paralización.

Por el lado uruguayo, los deberes parecen cumplirse, más allá de que los distintos contactos permanecen ajenos a mucha gente del gobierno y transcurren bajo la misma modalidad de silencio que caracterizó la labor de alfareros desarrollada básicamente por los Fernández.
En la otra orilla los esfuerzos están dirigidos a convencer a unos ambientalistas otrora acicateados, y que ahora se pretende desensillen para habilitar la salida.

Sin embargo, algunos problemas subsisten del lado uruguayo a la hora de seguir la lógica sinuosa impuesta por Vázquez. El anuncio de que Uruguay se presentaría ante los tribunales argentinos para demandar por los perjuicios económicos derivados de los cortes choca con la manifiesta voluntad de negociar y, como dijo el ex presidente Jorge Batlle, da jurisdicción a la justicia argentina en temas que atañen al país. Empero, podría leerse como un elemento de presión más hacia un gobierno hermano que debe tomar una difícil decisión, si los ambientalistas persisten en su medida.
Por otro lado, y como expresión de una cautela que no se pregona a veces en el discurso oficial, el Ejecutivo uruguayo no ha dado trámite definitivo a la nota presentada ante el Tribunal de Solución de Controversias del MERCOSUR. La especulación circulante es que se espera tanto el regreso de Vázquez como el devenir del diálogo iniciado.

La otra cara de esta complicada trama diplomática es la decisión de sectores de Fray Bentos de movilizarse en defensa de la construcción de las plantas de celulosa y, por ende, de las fuentes laborales. Ayer, jueves, se realizaba una marcha que surgió a iniciativa del SUNCA (sin convocatoria del Plenario local del PIT-CNT ni de la central en Montevideo), a la que se sumó el intendente de Río Negro (que a su vez decretó el cierre de la Intendencia desde las 15 horas para facilitar la concurrencia de los municipales) y diferentes organizaciones comerciales y sociales del departamento (véase página 4).
La reacción de estos sectores parece dirigida a plantarse firme en la negociación que se abrirá si finalmente los “gestos” pedidos por ambos presidentes se concretan.

domingo, marzo 05, 2006

UNA LUZ AL OTRO LADO DEL RÍO.

RelojesWebGratis!


La luz al final del camino

Parecería que, finalmente, la cordura y la sensatez prevalecerán por encima de la prepotencia y la irracionalidad intransigente.

La situación conflictiva surgida entre Argentina y Uruguay con motivo de la instalación de las plantas de celulosa empieza a destrabarse.

Atrás parecen haber quedado los desplantes y las declaraciones destempladas de algunos gobernantes argentinos.

La intransigencia y las bravuconadas ceden paso a las posturas racionales, dialoguistas y civilizadas. Es el triunfo de la razón por encima de las amenazas de violencia. Es el triunfo de la ponderación del gobierno uruguayo, que actuó como debía, sin responder a provocaciones; pero es también el triunfo de la firmeza exhibida por las autoridades que, sin entrar en el juego de la escalada violentista, mostraron su firmeza y su voluntad de no aceptar presiones. En cierto modo, el gobierno uruguayo supo, a su vez, mostrar la intransigencia debida.

Llamó la atención el cambio súbito del presidente argentino. Después de un largo silencio con el que avalaba la postura del gobernador entrerriano y de los ambientalistas-piqueteros; después de haber dejado que otras figuras de su gobierno salieran a hacer declaraciones que agravaban la crisis; después de haber ninguneado la misiva enviada por el doctor Vázquez, Néstor Krichner parece haber reflexionado y considerado que por ese camino de enfrentamientos no conducía a nada bueno para ninguno de los dos países.

También es preciso destacar la presencia del ministro Mujica en Buenos Aires. En oportunidad de un encuentro de ministros de Ganadería del Mercosur, pudo darse un aparte entre Mujica y su homólogo argentino. De acuerdo con trascendidos, allí se habrían echado las bases de un posible entendimiento, entendimiento que --como toda transacción o salida negociada-- supone concesiones recíprocas, es decir que ambos contendores cedan algo.

También resultó sorprendente oír al gobernador Busti reclamar a los ambientalistas-piqueteros que suspendieran las medida de bloqueo de los puentes. Es auspicioso que el jefe de gobierno de Entre Ríos formule estos llamamientos a dejar de lado "nacionalismos exagerados y el patoterismo", al tiempo que manifiesta su disposición a recurrir a medidas judiciales para desalojar a los manifestantes, los mismos que él se había ocupado de estimular.

Son sin duda pasos de enorme trascendencia para ir buscando una solución al diferendo.

Lo hemos dicho más de una vez: no hay industria que no contamine el medio ambiente. Toda actividad humana (y sobre todo el sector secundario, esto es la actividad industrial) supone la generación de desechos, toxinas y elementos varios que se incorporan al suelo, al subsuelo, a las aguas o al aire. De lo que se trata es de agotar esfuerzos y recursos para que esa contaminación sea lo menos dañina posible; pero en modo alguno una postura supuestamente ecologista puede hacernos apostar a abandonar toda actividad fabril. Sería un sinsentido y nos condenaría a mantenernos en el subdesarrollo, sin perspectivas de crecer ni de generar empleo genuino.

Saludamos, pues, este viraje adoptado por el gobierno argentino y hacemos votos por una pronta solución a un diferendo absurdo que amenazó la proverbial fraternidad entre las dos naciones.


Una luz de esperanza asoma al final del camino. * Una luz al otro lado del Río .
*** de LA REPÚBLICA.-

GREENPEACE: ESA VIEJA COSTUMBRE DE MENTIR



Por Eduardo Ferreyra . Presidente de FAEC, Fundación Argentina de Ecología Científica.

Aunque en Argentina estamos muy acostumbrados a que se nos mienta de manera cotidiana, la catarata de mentiras que surge de las pantallas de la televisión, pronunciadas por los que se oponen a las papeleras de Fray Bentos, ha alcanzado en los últimos días dimensiones exorbitantes.

En efecto, los argentinos nos hemos acostumbrado ya a que la mentira sea moneda corriente y de uso diario, desde las declaraciones de encumbrados funcionarios hablando sobre el control de la seguridad de los ciudadanos, pasando por las afirmaciones que la inflación será controlada mediante “acuerdos” y decretos, hasta las promesas de grandeza y prosperidad para las generaciones futuras –quizás para los descendientes de los políticos, que habrán visto asegurado su futuro.

Sin embargo, a pesar de que la mentira nos resbala como el agua sobre el lomo de un pato, hay mentiras que la mayoría de la gente no sabe identificar y resultan víctimas inocentes de oscuros intereses que responden a planes venidos del exterior con el propósito de mantener el status neocolonial de nuestro país. Por supuesto, me refiero a la acción constante que ejerce la corporación ecologista multinacional denominada Greenpeace.

Esta famosa organización ecoterrorista –muy famosa por sus enormes recaudaciones en dinero efectivo, con presupuestos anuales que superan holgadamente los 200 millones de dólares anuales, libre de impuestos- también es famosa por la habilidad con que consigue engañar al público y convencerlo de que haga “donaciones” en efectivo para seguir “salvando al planeta”, las ballenas, las focas, los delfines, los mosquitos, las mariposas, y millones de otros insectos que jamás necesitaron ser salvados.

Por supuesto, las técnicas usadas para el engaño fueron expuestas ya en la década del 30 por el Dr. Josef Goebbels en su infausto paso por el gobierno de la Alemania nazi, y que se resume en el eslogan preferido del régimen: “Mentir, mentir, mentir… que algo siempre queda.” La perfecta técnica de Goebbels (la “gran mentira”) se basaba en decir mentiras tan colosales que nadie se le ocurría que “alguna persona podría cometer la impudicia de distorsionar la verdad de manera tan infame”. El primer uso documentado de esta frase -“la gran mentira”- está en el siguiente pasaje de la enfermiza obra de Adolfo Hitler, Mi Lucha, donde expresa un hecho que a nadie le agrada reconocer:

“Todo esto estaba inspirado por un principio –que muy cierto en sí mismo- que la gran mentira siempre tiene una cierta fuerza de credibilidad; porque las masas de una nación siempre resultan corromperse más fácilmente en el estrato más profundo de su naturaleza humana que concientemente o voluntariamente; y por ello en la primitiva simplicidad de sus mentes ellas resultan víctimas con mayor facilidad de la gran mentira que de la pequeña mentira, dado que ellos mismos a menudo dicen pequeñas mentiras en pequeñas cosas, pero se avergonzarían de recurrir a falsedades en gran escala.”(1)

La técnica de Goebbels llegó a perfeccionarse de tal manera que ha sido adoptada desde entonces por los grandes dictadores de la Tierra para conseguir la suma del poder: Sus reglas primarias eran las mismas que emplea Greenpeace para sus campañas:

“Nunca permitir que el público se enfríe; jamás admitir una falta o un error; jamás admitir que el enemigo puede tener algo de bueno, o algo de razón; jamás dejar lugar para alternativas; jamás aceptar la culpa; concentrarse en un enemigo a la vez y culparle por cualquier cosa que ande mal; la gente creerá en una mentira grande más fácilmente que en una pequeña, y si la mentira se repite con la frecuencia necesaria la gente terminará por creer-la.”

La Gran Mentira de la Contaminación

En el desgraciado asunto de las papeleras, los ecologistas colaboradores de Greenpeace, hábilmente infiltrados entre la población y los estratos gubernamentales, han conseguido introducir en la mente de la población “la Gran Mentira”, usando exactamente la técnica recomendada por Goebbels. Es necesario partir de la base de que las verdades a medias son mentiras completas, porque ocultar la parte de la verdad que no apoya –o que directamente contradice a la argumentación- es una práctica deshonesta que, en el caso que nos ocupa, no sólo demuestra la falta de bases científicas del reclamo, sino que debería estar severamente penada por la ley.

Los activistas ven que la partida ya la tienen prácticamente perdida, frente a la muy firme posición del gobierno y del pueblo Uruguayo; de la muy seria posición de los técnicos del Banco Mundial que emitieron su dictamen sobre el Estudio de Impacto Ambiental; y de que a la larga, el gobierno argentino terminará por dejarlos en la estacada porque los intereses del MERCOSUR son bastante más importantes que los votos de Entre Ríos. Y sobre todo porque la memoria de los argentinos se borra con muchísima facilidad cuando comienzan a sonar los tambores de los Carnavales. Ya lo dijo el tango, “Todo el año es Carnaval”.

Entonces llevaron a la Gran Mentira hasta Buenos Aires, protestando ante las cámaras de la televisión (convocadas convenientemente para apoyar a la campaña) en frente al puerto de Buquebus, donde se emitió toda clase de exageraciones, falsedades y mentiras deliberadas para llevar la preocupación y el miedo hasta los millones de pobladores de Buenos Aires.

Asombra ver la manera en que la gente opina sin tener el más mínimo conocimiento del asunto. Ya lo decía Bertrand Russell, "Los más grandes males que la humanidad se ha infligido a sí misma han sido el resultado de encauzar una Fe inquebrantable en pos de convicciones equivocadas."

Dos Botones de Muestra

Mentira No. 1: Las papeleras que se instalarán en Fray Bentos envenenarán a la gente con las dioxinas que emitirán al ambiente. La gente de Buenos Aires será envenenada por las dioxinas que llegarán arrastradas por el Río Uruguay.

En mi anterior artículo sobre este tema proporcioné los datos necesarios sobre la tecnología que usarán las papeleras, donde se comprueba que la tecnología Libre de Cloro Elemental (LCE) no emite dioxinas al ambiente, como tampoco lo hace en los efluentes que desaguan en los ríos. No hay dioxinas que bajen por el río hasta el río de la Plata. Sin embargo, el Sr. Busti habla de esto en la entrevista que le hace el diario La Nación el domingo 22 de enero:

Periodista: ¿Interrumpir la libre circulación no atenta contra el Mercosur?

Busti: -Para nada. Y en Buenos Aires tendría que haber más conciencia de que la contaminación va a bajar al Río de la Plata. Es una cuestión nacional.

Se equivoca Busti, en ambas cuestiones. Interrumpir la libre circulación atenta contra el MERCOSUR (además de ser un delito!). Un editorial de La Nación del 17 de enero pasado lo dice de manera por demás clara:

Protestas inaceptables

Por segunda vez, la aduana argentina interceptó en la frontera con Uruguay un cargamento proveniente de Chile con elementos para la construcción de las plantas papeleras sobre el río Uruguay, al norte de Fray Bentos. Esto implica un acto de acción directa de un organismo oficial del gobierno argentino, que se suma a otros que, por omisión, constituyeron hechos fuera de los procedimientos aceptables del derecho internacional, los tratados vigentes y las buenas relaciones diplomáticas que deben perdurar entre dos países muy ligados por su historia y afinidad.

Los cortes del tránsito en los puentes que unen ambos países, sin que la autoridad Argentina haya siquiera intentado garantizar el libre tránsito como lo requieren los tratados, ya han colocado a nuestras autoridades en una delicada situación que sólo la prudencia del gobierno uruguayo ha evitado que se convierta en un conflicto más serio en las relaciones bilaterales.

Y la dioxina que las plantas no emitirán, no puede bajar por el río. ¿Por qué, entonces, Sr. Busti, no bajan hasta Buenos Aires las dioxinas que sí producen las vetustas papeleras argentinas en Misiones, Corrientes y Santa Fe? Esas viejas papeleras trabajan con la anticuada tecnología de cloro puro, altamente contaminante –pero Greenpeace no ha invadido sus playas como lo hizo con la papelera que usará la tecnología que obligan las normas europeas! No hay dinero que recaudar por ese lado…

Periodista: ¿Cree realmente poder detener una inversión de miles de millones?

Busti: -Yo creo que no. Pero se puede hacer sin tal impacto ambiental.

¿De cuál impacto ambiental habla? El impacto ambiental de la tecnología LCE es casi imperceptible y totalmente amigable para el ambiente, los animales y los humanos, tal y como ha sido explícitamente establecido en las normativas europeas para esta industria. Por ello es que ha sido adoptada por más del 80% de las papeleras de mundo y ha sido declarada como la norma obligada a seguir por la Comunidad Europea. ¿Estará bien asesorado el Sr. Busti, o ha sido 'convenientemente' desinformado?

Periodista: ¿Cuál sería una solución?

Busti: Después de leer un informe de Greenpeace he concluido que los dos países deberían conformar una comisión que estableciera normas de producción para estas dos papeleras y para las tres de este tipo que hay en la Argentina: dos en Misiones y una en Capitán Bermúdez, en Santa Fe.

No hay en Argentina papeleras "de este tipo". Las existentes usan tecnología de cloro elemental, contaminante. Las que se instalarán en Fray Bentos no usan cloro elemental. Greenpeace no es ninguna fuente científica seria ni creíble. Ha cometido los suficientes fraudes en su historia como para que sus declaraciones sean el prototipo de la falsedad. Demuestra Busti estar carente de asesoramiento científico y técnico adecuado.

-¿Usted quiso atraer esta inversión a Entre Ríos hace unos años?

-Esa es una burda mentira. En 1996, recibí a un grupo de canadienses que querían instalar una papelera. El expediente tiene tres hojas. No volvieron más.

La experiencia argentina indica que en los expedientes nunca queda especificado el "retorno" solicitado para autorizar la instalación de cualquier cosa, desde un quiosco hasta un Aeropuerto. Muchos inversores se espantan por las cifras. Huyen, y no vuelven. Los periodistas Longobardi y Oro dicen que hubo pedido de retorno, pero que como la corrupción no otorga recibo, es difícil de probar. ¿Quién conoce la verdad?

Mentira No. 2: (Esta es muy gorda, por ello fácil de creer) Las dioxinas que no serán filtradas por los servicios públicos de agua potable de Buenos Aires enfermarán de cáncer a los Porteños.

¿Qué dice la ciencia?

En 1987, el profesor Alan Okay, de Toronto, describió en la revista Cáncer Research al receptor en el hombre sobre el cual se fija la dioxina. Descubrió que ese receptor tiene una capacidad de fijación netamente más débil que la de ciertos animales de laboratorio. La especie humana no parece ser una especie particularmente sensible a los efectos de las dioxinas. No se ha detectado ningún caso de muertes humanas debidas a una intoxicación aguda por dioxina, a pesar de los numerosos y graves accidentes en Seveso, Grenoble, Times Beach, Love Canal, Ludwigshafen, Bolsover, Amsterdam.

La moderna toxicología nos dice que para todos los cancerígenos que no dañan directa-mente al ADN existe un nivel de umbral para la exposición, o dosis, por debajo de la cual no se observan efectos cancerígenos. Es el principio por el cual las bajas dosis de radioactividad natural presentes en el ambiente no causan cáncer sino que, por el contrario, potencian al sistema inmunológico mejorando la salud de los humanos, su fertilidad y su longevidad. Tales sustancias, que son cancerígenas sólo después de haber superado ese umbral de la dosis, son llamados "cancerígenos de umbral."

Todas las evidencias científicas apuntan al hecho que la dioxina es un cancerígeno de umbral, y los extremadamente bajos niveles de dioxinas a los que está expuesto el hombre en su vida diaria, están muy por debajo de la dosis que, de mantenerse duran-te largos años, podría causar el desarrollo de algún cáncer. Como recomendé en mi anterior artículo, es aleccionador y educativo el excelente artículo al respecto de las dioxinas escrito por uno de los más grandes científicos a nivel mundial que trabajan en el tema eliminación y tratamiento de las dioxinas, el Dr. Pierre Lutgen, de Luxemburgo: "La Dioxina es Inocente!".

Conclusiones

En el comentado editorial de La Nación, se expresa el sentido común que debería primar en este asunto:

“La posición de las empresas papeleras, así como la del gobierno uruguayo y la de un reciente informe encargado por el Banco Mundial, es que las plantas no excederán los estándares de contaminación admisibles. En caso de que el gobierno argentino o el de la provincia de Entre Ríos cuenten con elementos para rebatir aquellas posiciones, deberían actuar con la mayor energía, pero dentro de las metodologías aceptables para corregir los excesos o, en un caso extremo, detener la construcción.”

También hizo La Nación una encuesta en la Internet sobre el tema: ¿Cómo califica la actuación del Gobierno frente a las protestas por la instalación de las papeleras en Uruguay?, y los resultados fueron (al domingo 22 de enero): NO saben: 1,82% - Correcta: 13,6% - Incorrecta: 41,47%, Insuficiente: 41,47%

Este último ítem de la encuesta equivale a CERO porque no se ha especificado si la insuficiente actuación del gobierno corresponde a actuar con firmeza e impedir los cortes de ruta, o actuar con firmeza y apoyar abiertamente a Greenpeace en su irracional protesta.

Pero el diseño de la campaña antipapeleras le pertenece a Greenpeace, y es la ONG eco-terrorista quien lleva la voz cantante acompañada por una claque de ignorantes, sinceros y honestos habitantes de Gualeguaychú que, por honestos y sinceros que puedan ser, ello no les añade ni un ápice de conocimientos ni prudencia en un tema donde debería predominar la ciencia y el razonamiento –operado por una inteligencia despierta- y no por emociones violentas que han desbordado los diques del raciocinio e ingresado en el terreno del odio y el pánico.

Es sabido por los etólogos que el pánico anula el adecuado mecanismo de defensa de los especimenes animales, incluido el hombre: el uso del cerebro. En los animales de sangre caliente, el pánico inyecta enormes cantidades de adrenalina que potencian las reacciones cerebrales y facilitan la transmisión del impulso nervioso a los músculos. En los seres humanos parecería que el pánico generado por información (y no por la visión de un claro peligro físico en progreso), tiende a reducir el razonamiento y el normal funcionamiento del cerebro. Y esa es la intención de los “alarmistas profesionales”: reducir la capacidad de análisis y razonamiento de sus víctimas, la gente que ignora todo relacionado con la ciencia.

En este tema se estuvo y se sigue mintiendo demasiado. Las mentiras son grandes, descomunales, y muchas autoridades han estado haciendo la vista gorda al delito con-tinuado de los cortes de ruta. En base a esas mentiras Greenpeace pretende seguir afianzado su capacidad de gran recaudador de dinero. Para ello necesita que la gente crea que de verdad está “defendiendo al ambiente” y “salvando al planeta”. Pamplinas. Está haciendo su sucio e innoble negocio. Y necesita que sus mentiras sean tan grandes que la gente se la trague sin sospechar. Como decía su gran maestro, Adolfo Hitler, “Mientras mayor es la mentira, más fácilmente se la cree.” Greenpeace no perderá jamás esa vieja costumbre de mentir. Los políticos tampoco. El pueblo, nosotros, pagamos la fiesta de los pícaros.

Eduardo Ferreira.
Presidente de FAEC - Fundación Argentina de Ecología Científica.

[1] Wikipedia, “La Gran mentira”, http://en.wikipedia.org/wiki/Big_Lie#Mein_Kampf_extract