domingo, marzo 05, 2006

PAPELERAS: UN CANTO A LA HIPOCRESÍA ARGENTINA.

Informe de CampoNOVA.com
Papeleras: Un canto a la hipocresía argentina



Jorge Busti, ¿un verdadero hipócrita?

Las plantas de fabricación de celulosa contaminan, es cierto. Hoy no sólo el pueblo de Gualeguaychú levanta banderas contra ello, sino también gran parte de la sociedad toda y de la comunidad política en su conjunto, sin importarle lo nocivo de una pelea con el pueblo uruguayo. Sin embargo, Busti siempre quiso papeleras en su territorio, y hasta no hace mucho operó para ello. ¿Un canto a la hipocresía?

ENTRE RÍOS, Febrero 28 (Agencia NOVA) El tema de la instalación o no de las mal llamadas papeleras, o plantas de producción de celulosa, en tierras uruguayas, frente a las costas del Río Uruguay y, particularmente, de la entrerriana ciudad de Gualeguaychú, por estos días se encuentra en su punto más álgido.



Manifestaciones de ciudadanos de ambos países, para que las mismas sean instaladas, y para que no sea así; respuestas inmediatas de Gobiernos regionales y nacionales “defendiendo los intereses de sus pueblos”; la intervención de Greenpeace como “elemento perturbador” en medio del paso y traspaso de materiales necesarios para la construcción de ambas plantas; etc., etc.



Pareciera que nadie quiere perderse un segundo de lo que está ocurriendo. Pero mejor, veamos con detenimiento situaciones del pasado que bien podrían hacernos reflexionar en el presente.



Si bien es cierto que no son muchos a los que las papeleras le importan poco, y que sin embargo hoy todos somos defensores a ultranza del medio ambiente, la ecología y demás yerbas, quien ha dado un vuelco radical en su accionar es el gobernador de Entre Ríos, la provincia que se vería más afectada por la instalación de las plantas de celulosa, Jorge Busti.



También es cierto que no son pocos los que a esta altura hablan de “los intereses mezquinos y oportunistas de Busti”, los que “nos llevarán a un punto de enfrentamiento que luego costará mucho recomponer entre dos pueblos hermanos, y de muchos miles de argentinos que se ven afectados en el normal desarrollo de sus actividades productivas y laborales”.



Ocurre que Busti trabajó, y mucho, durante sus dos gobiernos anteriores –en los cuales se llegó a comentar alguna situación irregular que alejó de nuestro territorio nacional a las empresas que hoy están radicándose en la República Oriental del Uruguay–, para la instalación de industrias de celulosa en la costa del Río Uruguay, pero en su provincia, junto a muchos funcionarios que aún hoy desarrollan sus actividades.



El problema de fondo aquí no es la contaminación, sino la oposición al funcionamiento de las mismas sin antes haber agotado todos los mecanismos necesarios que garanticen las normas vigentes para el cuidado del medio ambiente y la salud.



No sólo los que saben, que son muchos y no hablan, ya que los ha avasallado el oportunismo político, la intolerancia, la conveniencia o el miedo, sino también los que humildemente ven el tema desde la platea, se plantean qué ha hecho el Estado todos estos años para llegar a esa Entre Ríos que hoy demagógicamente el gobernador Busti y sus alineados seguidores declaman “libre de contaminación”.





Las gestiones



Al asumir Jorge Busti el Gobierno entrerriano por primera vez –no olvidemos que esta bandera la había tomado en la campaña electoral para la gobernación de 1987 el candidato radical Ricardo Laferriere, inclusive viajando a Finlandia para interiorizarse en el asunto–, pensó el tema e instruyó a sus funcionarios para comenzar a trabajar, habiéndose estrechado contactos en dicha oportunidad con empresas españolas, consultoras suecas y con el propio Gobierno de Finlandia.



Entre ellos se destacaba un Proyecto de Cooperación Científica, Técnica y Económica para el Desarrollo Foresto-Industrial entre Finlandia y las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Misiones, que fuera realizado por la consultora finlandesa Jaakko Poyry, finalizado en Helsinki, en 1988, y que durante años se usó como base para tentar a futuras inversiones, incluidas principalmente las industrias de celulosa y papeleras.



A partir de allí, Entre Ríos comenzaba a ser conocida en el mundo por sus exportaciones forestales, pero con escaso valor agregado, como lo eran las de rollizos para uso celulósico, y por ello el objetivo contundente –y lógico– de Busti, de funcionarios responsables y de representantes del sector productivo: conseguir una industrialización con el mayor valor agregado posible, con generación de riqueza y ocupación de mano de obra entrerriana, para lo que sin lugar a dudas estos emprendimientos cumplían con dichas aspiraciones.



La debacle del Gobierno de Raúl Alfonsín tiró por tierra tales pretensiones de radicaciones industriales, pero Entre Ríos siguió apostando al crecimiento forestal, y llegó a poblar en los últimos 20 años varios miles de hectáreas de eucaliptus, pinos y salicáceas, que permitieron gigantes radicaciones como MASISA en Concordia y Sadepan en Concepción del Uruguay, pero sin dejar en ningún momento de buscar el asentamiento de las mentadas papeleras en las márgenes del Río Uruguay, por lo que siguieron las negociaciones ya en el segundo mandato de Busti con el Consorcio Canadiense Miller Western Pulp, mediante firmas de memorándums de entendimientos y prefactibilidad del proyecto.



Ocurrió lo mismo con el Proyecto Arcor-Citibank y la British Company (Nobleza Picardo en Argentina), que durante dos años trabajaron junto con el Gobierno entrerriano para la concreción del mismo, incluido un Estudio de Factibilidad de aproximadamente U$S 600.000, contratado y pagado por el grupo empresario, y con reuniones periódicas en Arroyito –Córdoba–, Buenos Aires, Paraná, Concordia, Federación y Paraná –todas en Entre Ríos– que, lideradas fundamentalmente por Don Fulvio Pagani, participó también en algunas el gobernador Busti.



Entre esas gestiones hubo algún viaje a España, para tratar con los directivos de Iberpapel, ya que habiendo realizado importantes inversiones en forestación en esa provincia, precisamente en la zona de Villa Elisa, era importante tentarlos para que industrializaran su madera aquí y no la llevasen en bruto a la madre patria.



En esos momentos, el presidente del Grupo español era Don Jaime Echevarría Abona, y todas estas gestiones contaban con el aval de Jorge Busti, inclusive en más de una oportunidad se los recibió en la propia Casa de Gobierno, y siempre se habló de la necesidad de la inversión en la industria celulósica, por la importancia en la generación de riqueza y por la gran ocupación de mano de obra que traería aparejada.



El Efecto Tequila, la muerte accidental de Don Fulvio Pagani, y la Convertibilidad nociva en su última fase hicieron abortar las tan buscadas inversiones de la celulosa y el papel para Entre Ríos.





Memoria.



Tal vez, si se lograra apelar a la memoria de Jorge Busti, del ex secretario de la Producción, José Mouliá, y demás funcionarios que tomaron intervención en ese proceso, se podría clarificar qué intereses supremos han llevado a que hoy muchos de ellos actúen con una total hipocresía ante la sociedad, y sin importarle las consecuencias más que las de su propio rédito político ante la posibilidad de perpetuidad en el poder.



Tal vez tampoco les importe llevar a la ruptura los lazos de amistad y hermandad que nuestros antecesores forjaron con el hermano pueblo uruguayo.



Al final, si las papeleras uruguayas contaminan, deberán cerrarse, pero con ellas todas las industrias argentinas que también lo hacen y perjudican el medio ambiente, y así salvaguardar la salud y la vida de muchos miles de argentinos y hermanos extranjeros, y no solamente las de los habitantes de Gualeguaychú, que de por sí tienen derecho a defender lo que consideran justo, pero también a respetar los derechos de los demás.





Epílogo



Debemos cuidar el medio ambiente, pero todo dentro de un marco institucional, con verdaderas políticas en el tiempo y para todos por igual, aplicando el sentido común, y entendiéndose que debe existir un equilibro para evitar mayor desocupación de la que ya existe.



El Estado y nosotros hemos generado el sistema en el que vivimos, y todos somos responsables de mejorarlo, sin fundamentalistas, ni héroes de último momento que pregonan "No a la contaminación, sí a la vida”, y poco o nada han contribuido para ello en su existencia.



Se debe resaltar que este informe cuenta con información recabada sobre los hechos reales ocurridos en las gestiones de Jorge Busti, para lograr la radicación en la Ribera del Río Uruguay, en Entre Ríos, de industrias de celulosa y papel, junto a reflexiones y opiniones de diversas personalidades que brindan su parecer en este tema tan conflictivo.



Al final, más allá de la histeria de Busti, al escritor uruguayo Mario Benedetti le cabe perfectamente la frase del famoso Roberto Gómez Bolaños: "Estás en lo cierto".

(Agencia NOVA)

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