viernes, agosto 24, 2007

LA JUSTA INDIGNACIÓN DEL PRESIDENTE VÁZQUEZ

Cuando se queman etapas para la puesta en marcha de la planta que producirá pasta de celulosa en Fray Bentos, levantada por la empresa finlandesa Botnia, parecería que desde la Argentina ha comenzado el trabajo "sucio", con insólitas denuncias, tan absurdas como indesmostrables, que tratan de enrarecer aun más la situación planteada.

Ante la denuncia realizada por unas buenas señoras ante un juez federal argentino de haber sido intoxicadas por una extraña nube salida de la gigantesca planta, que ha tenido eco en la prensa porteña y que no resisten el más mínimo análisis, así como la muerte de varias Palomas en Gualeguaychú, debemos hacer algunas necesarias reflexiones:

¿se tratará de las acciones secretas pensadas por los ambientalistas-­piqueteros de Gualeguaychú, que ante la inminencia de la puesta en funcionamiento de la planta, comenzarán con este tipo de acciones que tienden, obviamente, a alarmar a una opinión pública predispuesta, por años de prédica, a que en esa zona del río Uruguay ocurra cualquier catástrofe?

El tema es grave, porque podría ser la primera acción en una escalada de denuncias contra la planta, avalada por firmas, documentos que no demuestran nada pero que distorsionan aún más la realidad de la zona fronteriza y que le dará renovada fuerza al declinante movimiento piquetero que debe haberse sentido duramente afectado por la acción de la Gendarmería, que en cumplimiento de una decisión de un juez federal, impidió el corte de rutas en la zona de Concordia.

Esa disparatada denuncia, que trata de distorsionar la realidad, creando nuevos anticuerpos contra la planta de Botnia, fue paralela al error de manejo interno en la misma, en donde un producto químico se expandió e intoxicó a algunos operarios que no contaban con la protección adecuada.

Un insólito error en el manejo de la planta que, por supuesto, fue calificado muy duramente por el Presidente de la República, Tabaré Vázquez, que le ordenó a los ministros que tienen injerencia en la misma, que tomaran las medidas adecuadas para que hechos de esta naturaleza no se volvieran a repetir.

Vázquez fue duro en sus comentarios, porque un accidente de esas características, cuando el gobierno uruguayo ha asegurado a los cuatro vientos que la misma no contaminará ni el aire ni el agua del río compartido con Argentina, no podía ocurrir.
Claro, fue un accidente interno, un equivocado manejo de un elemento químico que se dispersó en el aire y afectó a un grupo de obreros sin la protección adecuada. Pero, esto no puede ocurrir más.

Un accidente similar cuando la planta esté funcionando, otro error que provoque contaminación, sería un hecho gravísimo y las medidas de nuestro gobierno, que ya han sido adelantadas, no se harían esperar.

Nuestro gobierno ha asegurado, porque todos los análisis técnicos así lo dicen, que la planta no contaminará ni el aire ni el río, y esa responsabilidad del gobierno hecha pública hasta ante la Corte de La Haya requiere la contrapartida de un férreo control sobre el trabajo de la empresa que, de ninguna manera, puede errar en ningún procedimiento del proceso industrial.

Hacerlo sería contradecir la política sustentada por el gobierno uruguayo que, además, ha asegurado que no admitirá ninguna trasgresión que pueda violentar el medio ambiente.

Botnia no puede dar pretextos con accidentes internos como el ocurrido por estos días, a que los piqueteros-asambleístas sigan adelante con su campaña tendiente a impresionar a la opinión pública en base a medias verdades.
Las flagrantes mentiras no son importantes, porque fácilmente son destruibles
Pero, si en la planta se producen otros accidentes con productos químicos y varios obreros son internados por intoxicación, por más que sea mentira la existencia de una nube tóxica (como la que dicen vieron las asambleístas denunciantes), igualmente se les estará dando pasto a las fieras.


Y eso no es admisible. *


de LA REPÚBLICA.

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