viernes, noviembre 24, 2006

LOS 60 MILLONES Y LA QUINTA VIOLACIÓN.

Los 60 millones y la Quinta Violación

Lic. Luis Anastasía (*)

Agradecemos al Lic. Luis Anastasía el permitirnos reproducir este artículo que aclara lo oscuro de la posición argentina en materia de "La Guerra de las Papeleras"




A lo largo del continuo intercambio de argumentos que sustentan las posiciones a favor y en contra de la instalación de plantas de celulosa en Uruguay hemos sido testigos de la muerte y el entierro de la lógica, de la inteligencia y hasta del sentido común.

Despreciando todo tipo de expresión xenófoba, que lo único que lleva es a la mayor intolerancia e incomprensión, recordemos que en cualquiera de las dos posiciones hay tanto uruguayos como argentinos. La diferencia en ambos grupos radica, nada más y nada menos, que en uno de ellos, los que argumentan a favor, se rigen por un estricto análisis de los datos y de la realidad, utilizando la fuerza de la razón. El otro grupo, por el contrario, aparenta manejarse más por sentimientos y sensaciones, en información sesgada y tergiversada, en afirmaciones mentirosas y en imposiciones empleando la razón de la fuerza.

En ese marco hemos visto y leído una serie de afirmaciones carentes de fundamento.
Haciendo un rápido repaso recordemos los 97 kilos de dioxinas del Gobernador Jorge Busti, que después Romina Picolotti, actual titular de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Argentina, redujo a unos 20 y algo de kilos.
El caso de los 29 casos de cáncer por año, conclusión a la que llegó Carrasco Letelier, chileno radicado en Uruguay, y que luego el uruguayo Ing. Quím. Stolkin elevó a la cifra de 35, está basado en la incorrecta aplicación de una metodología y en un muy grueso error final.
La Abogada Romina Picolotti, de nuevo ella, sostuvo que las plantas de celulosa iban a tomar 1.500 millones de metros cúbicos de agua desde el Río Uruguay, equivocándose en 1.455 millones, en números gruesos.
Ya en el top del ranking, Picolotti inventó un nuevo compuesto químico, el bisulfito de cloro y además lo catalogó como un producto altamente contaminante. Alguien podrá pensar que es absurdo decir que es un contaminante algo que no existe. Por supuesto que contamina, aunque sea inexistente, pues sigue inculcando miedo y en este caso es funcional cualquier cosa, aunque sea una absurda mentira propalada rápida y eficazmente por la prensa. Pero en este caso no habría por qué dudar de la información o de la fuente: un parte de prensa de la propia Secretaría de Ambiente.

Apenas nacido el mes de noviembre nos encontramos con que Uruguay es acusado por parte de Argentina de haber agravado el conflicto por autorizar que Botnia extraiga del Río Uruguay un volumen de 60 millones de metros cúbicos de agua, ampliando al doble la capacidad que se utilizó para los estudios de impacto ambiental.
En la prensa se maneja como que Uruguay otorgó un permiso que duplica el original y desde el Gobierno de Argentina lo han interpretado como una nueva violación al Estatuto del Río Uruguay, la quinta vez, y en contravención con la reciente sentencia de la Corte Internacional de Justicia.
Nuevamente se equivocan. El permiso de toma de agua ha sido siempre uno hasta ahora, dado por la Dirección Nacional de Hidrografía del Ministerio de Transporte y Obras Públicas y el Servicio de Hidrografía, Oceanografía y Meteorología de la Armada, permitiendo a Botnia tomar hasta 2 metros cúbicos por segundo.

Tratemos de aproximarnos al por qué desde el Gobierno de Argentina surge la interpretación de una incorrecta actitud de Uruguay. Creo que la clave está en la palabra "hasta como límite superior" de caudal a tomar.
Al considerar este límite máximo de 2 metros cúbicos por segundo se llega al final del año a utilizar, en números redondos, unos 60 millones de metros cúbicos de agua en la producción de pasta de celulosa. Sin embargo nada ha cambiado en el proceso industrial: no van a producir el doble de pasta ni van a utilizar el doble de agua. En realidad la toma de agua está prevista en 1 metro cúbico por segundo, equivalente a una utilización de 30 metros cúbicos de agua por tonelada de pasta de celulosa producida .

En la línea de fibras, desde que entra la madera hasta que sale el producto terminado se van a utilizar 15,5 metros cúbicos, mientras que en los demás procesos industriales subsidiarios a la línea de fibras se usarán 12 metros cúbicos. Hasta aquí el total es de 27,5 metros cúbicos por tonelada de pasta producida. Pero sumemos también otros 2-3 metros cúbicos más a utilizar en la refrigeración de efluentes con lo que, redondeando, llegamos a 30 metros cúbicos (29,5-30,5).
Sin embargo debemos ser precisos, el último volumen que incorporamos a la suma será utilizado exclusivamente en circulación, devueltos al río enseguida.

La cuestión del límite superior de 2 metros cúbicos por segundo es simplemente porque, así como puede haber momentos en los cuales ni siquiera se llegue a medio metro cúbico por segundo de toma, en otros momentos puntuales y extraordinarios se aproxime a esa cantidad. Nada más simple y racional.

Es muy pesado de leer tanto número y explicación. Si lo traducimos a algo más cotidiano es como cuando se contrata determinada potencia en el suministro de energía eléctrica. Muy escasas veces llegará Usted a consumir el máximo de potencia en un momento dado en su hogar.

Pero llegado a este punto y aclarado el tema valga una reiteración: no habrá una duplicación de la producción ni una duplicación de agua a ser tomada y devuelta al Río Uruguay.

Aún cuando quienes sostienen la posición contraria a la instalación de las plantas dicen que el agua se consumirá o poco menos que desaparecerá recordemos que el agua será devuelta al río en casi su totalidad después del correcto tratamiento de los efluentes para adecuarlos a los valores exigidos por las normas de referencia internacional más estrictas.
Lo que no es devuelto al río en forma líquida será integrada al ambiente en forma de vapor que, dicho sea de paso, es lo único que se podrá apreciar visualmente saliendo de la chimenea en días fríos.

Entonces, para tranquilizar al Director de Asuntos Ambientales de la Cancillería Argentina, el Embajador Estrada Oyuela, le aseguramos que no habrá, tal como él afirma, un incremento de nitrógeno y fósforo por sobre los valores actuales (originados mayoritariamente en las descargas de ciudades, de industrias y de la actividad agrícola, como el cultivo de soja en Entre Ríos), ni mucho menos se llenará el río de algas venenosas como consecuencia.
Aún cuando sabemos que Estrada Oyuela es propenso a las afirmaciones estentóreas, si recordamos todas las veces que él mismo ha dicho que la gente se morirá de cáncer o la afectación por los olores que sostiene se tornarán insoportables, le recomendamos que cambie sus asesores o consulte otras fuentes.

Y para tranquilizar también al Canciller Taiana le aseguramos que ninguna, repito, ninguna de las actividades de Botnia tendrá "entidad suficiente para afectar la navegación, el régimen del río y la calidad de sus aguas". Ya que estas expresiones del Canciller Taiana surgen por esta supuesta y muy infundada ampliación de permiso de toma de agua al doble de lo establecido lo que queda es razonar por el absurdo. Aunque Botnia tome 100 veces el volumen de agua no logrará secar al río. De forma escandalosa sostienen que Botnia consumirá 60 millones de metros cúbicos de agua al año. Aún cuando el agua será devuelta al río, como estamos razonando por el absurdo vamos a suponer que Botnia inventó un método por el cual el agua es desintegrada o enviada a otra dimensión. ¿Sería esta la forma por la cual la navegación se verá afectada? Pues ni siquiera con este absurdo de hacer desaparecer el agua los barcos se verán impedidos de navegar. El Río Uruguay tiene un caudal promedio anual de 196 mil millones de metros cúbicos de agua. Si Botnia volatilizara 60 millones de metros cúbicos significaría el 0,03% del volumen total o, en otras palabras, 3 litros cada 10.000 litros. Es como si le sacara menos de medio balde a una piscina de 3 metros de diámetro por 1,5 de profundidad llena con agua. No alcanza ni para cocinar un paquete de pasta

Así que como ni siquiera por el absurdo es posible decir que la navegación se verá afectada, y además ya vimos que no es posible sostener un incremento de nutrientes ni de algas venenosas entonces, de buena fe, le sugiero a Taiana que no lleve adelante su amenaza explícita de llevar este tema a los tribunales internacionales.

Pero no lo digo por Uruguay o por Botnia. Lo digo por él mismo y por el Gobierno Argentino. Lo digo también por todos los científicos, técnicos y especialistas de varias áreas de Argentina que conozco, a quienes mucho aprecio y de quienes mucho aprendo. No quisiera que vuelvan a experimentar la vergüenza ajena de una pérdida del sentido del ridículo ante un tribunal internacional.


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(*) Luis Anastasía es Licenciado en Oceanografía Biológica, Tesis de grado en Oceanografía Física. Más de 10 años de experiencia como consultor en estudios y evaluación de impacto ambiental de proyectos. (Ver ficha completa)



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